El 19 de noviembre se conmemora el Día del Hombre, y es una excelente oportunidad para hablar de la salud mental masculina y del suicidio.
En México, el suicidio ha mostrado un aumento constante en los últimos años, al mismo tiempo, el dato más alarmante es la marcada disparidad por género: el 81.1% de estos casos corresponden a hombres.
Principalmente, jóvenes menores de 40 años, quienes representan el 65.6% de los suicidios registrados.
Estos datos del INEGI revelan una problemática específica que afecta de manera desproporcionada a la población masculina, provocando la pregunta sobre factores sociales, culturales y emocionales que contribuyen a esta realidad.
Las expectativas sociales que rodean a la masculinidad, como la presión por ser el proveedor, la falta de espacios para expresar vulnerabilidad emocional y los estigmas asociados a buscar ayuda psicológica, son elementos que profundizan esta problemática.
Además, la normalización de actitudes como “aguantar” o “no mostrar debilidad” dentro de la cultura masculina dificulta la prevención y el tratamiento de problemas de salud mental. ¿Cómo podemos romper estos patrones y generar un entorno que permita a los hombres buscar ayuda sin miedo al juicio o rechazo?
Hay una relación entre las normas de género y los problemas de salud mental en los hombres.
Según la OMS, los hombres tienen menos probabilidades de buscar ayuda psicológica debido a estigmas culturales que asocian la vulnerabilidad emocional con debilidad.
En México, investigaciones del Instituto Nacional de Psiquiatría muestran que las intervenciones específicas para hombres, como grupos de apoyo y terapias diseñadas para abordar temas de género, han demostrado ser efectivas para reducir los riesgos asociados al suicidio.
Algunos expertos argumentan que el suicidio debe abordarse como un problema general de salud pública, sin enfocarse en divisiones de género, ya que las mujeres también enfrentan altos niveles de ansiedad y depresión.
Sin embargo, Michael Kimmel, experto en estudios de género, afirma que los hombres enfrentan desafíos únicos debido a las normas sociales que los aíslan emocionalmente y les dificultan buscar ayuda.
El suicidio masculino en México es un síntoma alarmante de una crisis más amplia en torno a la masculinidad y la salud mental.
Es muy paradójico que el género dominante, en lo económico, lo político, en la academia, etc., no procure su propia salud.
Quienes nos identificamos con el género masculino y estamos preocupados por la violencia machista, antes de buscar un lugar dentro del feminismo —así sea como “aliados”—, tenemos la responsabilidad primordial de hacernos cargo de nuestras emociones y sentimientos.
Liberarnos de los mandatos de masculinidad que afectan nuestra salud mental y pueden ponernos en riesgo, primero a nosotros mismos y luego a nuestros entornos.
Este desafío implica la transformación social de las narrativas sobre la masculinidad.
@perezyortiz