La Real Academia de las Ciencias de Suecia anunció este lunes, 14 de octubre, que los galardonados con el Premio Nobel de Ciencias Económicas de 2024 fueron Daron Acemoglu y Simon Johnson, profesores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y James A. Robinson, profesor de la Universidad de Chicago, en reconocimiento a su trabajo fundamental en el que exploran la relación entre las instituciones y la prosperidad de las naciones.
Sus investigaciones destacan cómo las sociedades con instituciones sólidas y democráticas logran un crecimiento sostenible, mientras que aquellas con sistemas extractivos y un pobre estado de derecho quedan atrapadas en ciclos de pobreza y desigualdad. Este enfoque institucional ha cambiado la comprensión de los factores que impulsan o limitan el desarrollo económico, enfatizando que el verdadero progreso depende no solo de recursos o geografía, sino de la calidad de las estructuras políticas y sociales.
Acemoglu es coautor, junto a Robinson, del influyente libro Por qué fracasan las naciones. En este trabajo exploran cómo las instituciones inclusivas, que promueven la participación de la mayoría, fomentan el crecimiento sostenible, mientras que las instituciones extractivas tienden a concentrar el poder y los recursos, conduciendo al estancamiento. Su enfoque multidisciplinario combina economía y ciencia política para analizar el impacto de las estructuras políticas en el bienestar social.
Johnson, ex economista en jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), es conocido por su trabajo sobre macroeconomía y crisis financieras. En su libro 13 Bankers coescrito con James Kwak, analiza el rol de Wall Street en la crisis de 2008 y critica la falta de regulación en el sector financiero. Su colaboración más reciente con Acemoglu, en Poder y progreso, examina el impacto de la tecnología en la prosperidad.
El modelo propuesto por Acemoglu y Robinson explica las circunstancias bajo las cuales se forman las instituciones políticas y cambian a lo largo del tiempo a través de tres elementos: el primero, el conflicto sobre cómo se asignan los recursos y quién tiene el poder de tomar decisiones al respecto en una sociedad, la élite o las masas; el segundo, la oportunidad que tienen las masas para ejercer el poder, ya sea movilizándose o amenazando a la élite gobernante, y el tercero es el problema del compromiso, que significa que la alternativa es que la élite entregue el poder de toma de decisiones a la población.
Un buen ejemplo de transformación institucional y su impacto en la reducción de la desigualdad puede tomarse de las reformas laborales hechas en México en los últimos años. El incremento sostenido del salario mínimo y el combate a la subcontratación, entre otras, han explicado en gran medida la reducción de los niveles de pobreza, tanto de ingresos como laboral. Esto, a su vez, ha contribuido a reducir la proporción de ingresos y riqueza concentrada en la población con mayores recursos en favor de un reparto más equitativo para el resto de la sociedad.
Un dato ilustra esto: de acuerdo con el World Inequality Database, el ingreso del uno por ciento más adinerado como porcentaje del ingreso nacional disminuyó de 29.6 por ciento en 2018 a 26.8 por ciento en 2022. Asimismo, la concentración de la riqueza en manos del uno por ciento más rico cayó de 48.5 a 47.8 por ciento durante el mismo periodo.
El cambio en la política laboral mexicana es justamente un cambio institucional que busca alejarse de un sistema extractivo en favor de uno incluyente que, en efecto, ha tenido resultados en la dirección sugerida por los ganadores del premio. El entorno laboral, ciertamente, no fue la única ni la última institución extractiva de nuestro país, pero el favorable ejemplo que su reciente transformación ha generado es buena motivación para continuar con el proceso que nos llevó a su actual configuración.
Alfa positivo. Buenas noticias en inversión extranjera directa. De acuerdo con el anuncio hecho ayer ante la presidenta Claudia Sheinbaum en el marco de la Cumbre Corporativa 2024, durante el próximo año llegarán 20 mil millones de dólares en inversiones de empresas como Royal Caribbean, Amazon, Mexico Pacific, entre otras.