De acuerdo con BlackRock, una de las principales firmas de gestión de activos a nivel global, se observa una nueva ola de inversiones que está transformando las economías y los mercados de todo el mundo, como resultado de la acción de tres fuerzas globales: el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y la reestructuración de las cadenas de suministro.
Las fuentes de financiamiento de estas inversiones son enormes. Según BlackRock, los recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal han disminuido el atractivo de las inversiones a corto plazo en instrumentos de deuda, y los activos de deuda y capital privados destinados a la infraestructura crecerán notablemente, porque ésta se encuentra en la intersección de las diversas fuerzas mencionadas. Se espera que los activos globales que en parte se pueden dedicar a este financiamiento aumenten de 1.5 billones de dólares en 2022 a 2.3 billones para el año 2027.
En el caso específico de México, además, la reforma de pensiones de 2020 debería generar 104 mil millones de dólares en contribuciones adicionales entre 2023 y 2030. Bien y de buenas para el desarrollo de infraestructura en nuestro país que, además, se encuentra muy bien posicionado para tomar ventaja de los próximos patrones globales de inversión.
De hecho, la relocalización de cadenas de suministro (nearshoring) en Norteamérica ya está impulsando a la economía mexicana a través de la inversión extranjera y se han anunciado aún más proyectos en la misma línea. La construcción en México de la planta de microchips más grande del mundo, por parte del gigante Foxconn, principal proveedor de Nvidia, o la de un mega data center de AWS, son solo un par de ejemplos del atractivo que nuestro país tiene bajo esta lógica global.
El pleno aprovechamiento de la coyuntura por parte de nuestro país requiere superar retos pendientes y mantener ventajas existentes. En la parte de los retos, los más importantes tienen que ver con infraestructura, en particular energética, acuífera y logística. La buena noticia en ese sentido es que la actual administración ha planteado un ambicioso Plan Nacional de Infraestructura que vendría a subsanar muchos de los pendientes en la materia.
Por el lado de las ventajas, está claro que si bien la ubicación y el momento geopolítico son fundamentales, también lo es un entorno de estabilidad macroeconómica y social, así como un ambiente amigable para la inversión tanto extranjera como doméstica. Todos estos elementos hoy están presentes y será importante tanto mantenerlos como fortalecerlos.
En el agregado, está claro que hay elementos para el optimismo sobre el aprovechamiento de esta ola de oportunidades para nuevas empresas en México, pues tanto las nuevas fuentes de financiamiento como la ubicación privilegiada del país, lo colocan como un destino clave para el desarrollo industrial de América del Norte.
Alfa positivo. Estados del sur continúan con dinamismo económico. En el primer semestre de 2024, a tasa anual y con cifras desestacionalizadas, Quintana Roo fue la entidad con el mayor crecimiento, con 12.6 por ciento; Yucatán y Oaxaca se ubican en los lugares cinco y seis, con 4 y 3.9 por ciento, respectivamente, de acuerdo con el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal del Inegi.