Que de no pasar otra cosa, Ramiro López Elizalde aparece este lunes en Jalisco no solo para dar banderazo a la campaña contra el dengue, sino para marcar territorio: su tierra natal ha sido la entidad con récord histórico de casos. El subsecretario de Salud llega con un doble mandato: uno, el sanitario para coordinar desde la federación una estrategia contra un virus que amenaza a 15 estados, pero que en Jalisco ya tuvo cifras alarmantes; dos: reforzar la narrativa de que el gobierno federal no abandona a los gobernadores, incluso cuando las crisis se multiplican. No es casual que el elegido sea López Elizalde —jalisciense y arquitecto de alianzas en la contienda interna morenista—. Su visita es un guiño calculado: recordar que, pese al calor de la emergencia, la Cuarta Transformación no se raja. ¿Bastará un banderazo para frenar al mosquito, o esto es otro acto reactivo que llega tarde?
Que el Auditorio Telmex se convirtió en un espejo incómodo de la dualidad que atraviesa a Jalisco. Mientras Pablo Lemus, apenas el miércoles, clamaba por “unidad” durante la despedida del rector Ricardo Villanueva, en ese mismo recinto resonaban los versos de Los Alegres del Barranco en honor a El Mencho, líder del CJNG acompañados de imágenes que lo glorificaban. La ironía es cruda: un espacio que mañana albergará la protesta de la primera mujer rectora en la historia de la UdeG, Karla Planter. La toma de protesta es una oportunidad para redefinir prioridades: que los muros universitarios no alberguen homenajes a la violencia, sino debates que construyan paz. La sociedad, herida, lo exige.
Que este domingo, frente a los muros que guardan los restos de Mariano Otero, candidatos a cargos judiciales en Jalisco alzaron carteles con un lema que resuena como un reclamo generacional: “Justicia para todxs”. La escena, cargada de simbolismo, no es casual: en la Rotonda de Jaliscienses Ilustres, donde yace quien defendió la independencia del Poder Judicial, se lanzó una campaña inédita. Por primera vez en la historia de México, el 1 de junio la ciudadanía elegirá con su voto a ministros, 32 magistrados y 23 titulares de juzgados. En el mismo sitio donde se honra a un prócer de la justicia, hoy se pide oxígeno para un sistema judicial que, según cifras de INEGI, el 78% de los mexicanos considera corrupto o ineficaz.