El sábado 19 de octubre en la ciudad de Pachuca se celebró la primera asamblea informativa de la presidenta nacional de Morena, Luisa Alcalde, para establecer las líneas de trabajo de su periodo al frente del partido en el poder.
Arropada por Andrés López Beltrán, ni más ni menos que el hijo del ex presidente Andrés Manuel López Obrador y actual secretario de Organización Nacional de Morena, y de sus respectivos equipos de trabajo, los nuevos líderes de la política en el país están irrumpiendo en los estados para poner las cosas en claro y escuchar a la militancia.
En Hidalgo, como siempre, se tienen escenarios particulares producto de las pugnas locales por el poder, por la existencia de clases políticas dentro de los propios partidos, por la sobrevivencia dentro de la eterna burocracia hidalguense y porque no termina de irse el viejo sistema enquistado hasta lo más recóndito de la vida pública estatal.
Podría parecer hasta normal, pues Hidalgo vivió un régimen de 90 años con un mismo partido y bajo grupos de poder económico que siguen operando hasta la fecha. Por eso, hasta cierto punto podría decirse que no se ha completado el proceso de purificación en la política municipal y estatal.
Por ello se comprende también la respuesta de “la militancia”, porque no existe una como tal, bien definida, que no esté cambiando cada 3 o 6 años dependiendo de las circunstancias, en donde fueron agresivos con el líder del partido, Marco Rico, y con otros representantes que tomaron la palabra el fin de semana en la asamblea estatal.
Morena en Hidalgo tiene una labor titánica por completar, y es que la causa original, el ideal que formó sus estructuras, el legado del obradorismo, sea el pilar que mantenga viva la esencia del movimiento que defienden, y no sea relegado por los personajes que buscan tomar el control total y pleno de un instituto político, por cuestiones personales.
El mensaje de la presidenta de Morena fue claro, mantenerse en unidad para el embate de la oposición, que aprovecharán todo lo que tienen para desacreditar las reformas constitucionales, en específico con el resultado de la reforma al Poder Judicial, y lo que vendrá con la elección de jueces y magistrados para 2025 y 2027. ¿Podrán defender aquí dichas causas?