Si pega el presupuesto, te busco

Ciudad de México /

A la fonda del mercado acuden los maestros de las escuelas vecinas, las madres de familia con sus escolares chilpayates y trabajadores de diversos ramos, que aquí encuentran calidad y precio, además de sazón en las generosas porciones y tortillas a granel.

—Chin, ya cayó el Pirado otra vez —advierte Gelas al camarada Vuela-vuela

—Deja, no lo peles. Haz que no lo ves al ladilla ese.

Por desgracia para ellos, el Pirado coge una silla y ocupa el lugar donde ellos esperan los sacrosantos alimentos.

—¡Qué pasó, cómo están: hace rato que no veía juntos a los hermanitos!

—¿Cuándo te soltaron, Pirado? Te desapareciste buen rato, broder. ¿Cómo te fue en el penal…?

—¿Qué, no tienen chamba, para que me abran cancha? Ya tengo unos meses sin agarrar jale y en la casa no me perdonan el gasto. De pilón hace rato me encontré a mi ex domadora y amenaza con meterme al tambo si no le deposito lo de la pensión…

—Si nos pasan la chamba de enjarrar una bardota en Las Lomas vamos a necesitar chalanes…

—¿De chalán? ¡Si yo me gradué en la universidad, tengo título de Media Cuchara en Albañilería! Eso repercute en el salario, pa’ que no sea en vano la quemada de pestañas.

—Pues te conozco desde siempre como aprendiz de todo y oficial de nada, mi buen Pirado.

—Y briagote de pilón. Ya ni para descargar cemento te quieren: te doblas con 50 kilos en el lomo…

—Es que yo nací para el trabajo fino, no para andar como bestia de carga en los materiales para construcción…

—Pero pues nada del oficio de tu papá aprendiste en la carpintería, bro…

—Mejor tus hermanas salieron buenas para la pulida y barnizada de muebles. Tú nomás mojabas la estopa en el thinner y te elevabas por los cielos inhalando duro, duro…

—Chale, ellas porque no quisieron seguir estudiando. Yo estuve tanto en Arquitectura como en  Ingeniería, y hasta en Ciencias Políticas. Se te olvida que estuvimos juntos en la facultad.

—Lo que no se me olvida es que se te fueron las cabras al monte por meterle tanto al chemo y el thinner. Si pega el presupuesto te busco, carnal. Por lo pronto, cúchila.

—Inviten aunque sea una sopita de fideo, porque ya las lombrices se comen unas a las otras.

—Pídela, pero te la comes en otra mesa: aquí estamos hablando de cosas serias…

—Chale, si yo para las cosas serias me pinto solo: no sean díscolos, también puedo aportar…

—Te cuento hasta tres para que lo tomes o lo dejes y te vayas a la goma: no dejas trabajar, eres muy ladilla.

—Va, nomás no te encabrones, que también uno tiene su dignidad. No porque te pones a mano me quieras maltratar. Voyme y gracias: hoy por mí, mañana por ti, dice la Ley de la vida.

—Ya, ya: cúchila, ai te busco… Y si ves a la Marrana también coméntale que vamos a necesitar ayudantes.

—Ya dijiste, pero apoquina una monedita para el mandadero, que de aire no se vive: lo sabes.

De mala gana Gelas echa mano al bolsillo y le tiende un billete:

—Agarra la mitad y me traes el cambio, pero muévete.

Pirado parte carrera y vuelve, toma la mano del Gelas, la estruja e intenta besarla:

—Gracias, padre. Ahí está el vuelto y apúntame en la lista de chalanes. Verás que luego luego vas a querer subirme a Maestro de Obra. Dios te lo pague, padre, y buen provecho. 

  • Emiliano Pérez Cruz
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