Pacientes invierten 52% de sus gastos en medicamentos, consultas y hospitales

Puebla /

En México, el gasto total en salud representa el 5.7 del Producto Interno Bruto (PIB), de este porcentaje, el 2.2% corresponde a gasto de bolsillo, es decir, los pacientes mexicanos pagan el 39% del gasto en salud de su cartera, orillándolos a desatender algunas necesidades, recibir un servicio de baja calidad e impidiendo el acceso de la población más vulnerable a los servicios de salud, así lo refirió el doctor Miguel Ángel González Block, investigador especialista en política y sistemas de salud, en el marco del webinario “Gasto de Bolsillo e Inflación Hospitalaria”, organizado por Soy Paciente.

“Los mexicanos percibimos el gasto de bolsillo como una tradición, no se ve como un gasto sino como deber, esta es equivocado, ya que el paciente no se atenderá como debe ser y se complica su enfermedad, llegando a un sistema de salud ineficiente que nunca fue presionado por una mejora en su atención”, declaró el doctor González Block.

El gasto de bolsillo es el pago que los pacientes realizan por servicios de salud, incluyendo honorarios médicos, medicamentos, estudios clínicos y hospitalización, e incluso tratamientos de medicina tradicional tal y como se informó en el webinar, en el que estuvieron presentes el doctor Luis Fernando Hernández Lezama, presidente del Consejo Técnico de Soy Paciente y el maestro Santiago Sosa Salazar.

“La población mexicana invierte el 52.7% de sus gastos de salud en medicamentos, el 14% en consultas médicas, el 13% en servicios hospitalarios, el 9% en la adquisición de alguna póliza de seguros médicos privados y el 3.9% en servicios de laboratorio y ambulancias”, precisó el doctor Hernández Lezama, quien sostuvo que este aumento en los costos médicos es el más alto en América Latina durante los últimos diez años, pasando del 15% en 2021 al 18.9% en 2023.

Además, el gasto de bolsillo afecta más a los hogares de menores ingresos y agrava la vulnerabilidad de las familias que, en situaciones de emergencia, deben aceptar las condiciones del sector privado, cuyos costos poco transparentes pueden empujar a la población por debajo de la línea de pobreza.

“Este gasto resulta ineficiente ya que reduce la competencia entre los proveedores, porque el paciente pierde todo poder de negociación y queda sujeto a los precios y términos que impongan los proveedores de servicios médicos”, sostuvo el doctor González, “además, se termina pagando más por el servicio médico en comparación si se contratara un servicio de seguro médico” puntualizó.

Según cifras de agosto del INEGI, la inflación general fue del 4.99%, mientras que la inflación en salud alcanzó entre 17% y 19%, cuatro veces más. Esto se debe a los elevados costos hospitalarios, los honorarios médicos y los medicamentos.

“El costo de una resonancia magnética en el Seguro Social en 2018 era de 3,800 pesos, mientras que en el sector privado llegaba a 7,000 pesos. Una tomografía pública costaba 1,500 pesos, frente a los 6,000 en privado, y los análisis clínicos costaban 136 pesos en el IMSS frente a 680 en clínicas privadas”, explicó el doctor Hernández Lezama.

La situación empeora, señaló el maestro Santiago Sosa, ya que más de la mitad de los mexicanos no tiene acceso a servicios de salud, debido al sistema fragmentado que los vincula más como una prestación laboral que como un derecho humano.

Sosa resaltó que el gasto de bolsillo disminuiría considerablemente si la población contara con afiliación a los servicios públicos de salud, existiera una regulación transparente de los precios en los servicios privados, se fomentara la detección temprana de enfermedades crónico-degenerativas, se invirtiera en campañas de prevención y atención comunitaria, y se incluyeran los costos de traslado dentro de los servicios médicos.

Además, la digitalización y el uso de tecnología serían de gran ayuda, ya que permitirían mejorar la gestión de gastos, reducir la duplicación de pruebas y optimizar los procesos administrativos. Asimismo, es fundamental que los seguros de salud gubernamentales se vuelvan más eficientes en la afiliación de pacientes.

Por último, Sosa Salazar destacó que es de vital importancia la colaboración entre el sector público y privado, bajo una adecuada regulación y transparencia, ya que a partir de ésta se determina la eficacia del sistema.

Así, implementar una estrategia integral permitirá tener resultados a corto y mediano plazo en beneficio de los pacientes mexicanos y de sus familias.


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