Que tu vida se llene de gente, no de cosas

  • Semillas de conciencia
  • Gabriel Rubio Badillo

Tamaulipas /

Fea costumbre el decir que no visitamos a la familia o a los amigos por falta de tiempo. Esta expresión equivale a decir que pretendemos darle a la gente que amamos el tiempo que nos sobra. Qué hay cosas más importantes que ellos. Pretextamos siempre el trabajo, y por supuesto que el trabajo es importante pero necesitamos aprender a verlo como un medio y no como un fin. El trabajo es un recurso para allegarnos dinero que nos permita no sólo sobrevivir, sino disfrutar la vida con las personas que amamos. Somos prisioneros de la agenda y del reloj. Saturamos nuestros espacios de cosas, de trabajo, de ocupaciones. Y lo más importante de nuestra vida tiene que conformarse de pronto con migajas. Nos topamos con harta frecuencia amistades en la calle a quienes tenemos mucho tiempo sin visitar. Solemos decirles que nos vemos pronto y que nos tomamos un café. Pero no lo agendamos. Todo queda en palabras. En una conversación trivial. Y tristemente ha pasado en muchas ocasiones que ese café terminamos por tomarlo en la funeraria porque nuestro amigo se nos adelantó en el camino. Un café que él ya no puede compartir. Una plática que ya no podemos tener. La próxima vez que te topes con un amigo en la calle, si de verdad te importa su amistad y su persona, saca tu agenda telefónica y anota el día preciso en que vas a invitarlo a este café. Ponte con el de acuerdo para concretarlo y no lo dejes a la memoria.

Existe una falsa idea de que vivir corriendo y ocupados todo el tiempo, significa que somos exitosos y productivos. Cuídate del día en que tu vida esté más llena de cosas que de personas. Las casas vacías duelen mucho. Las llamadas que ya no serán respondidas también. Muchas juntas de trabajo y pocas cenas en familia. Decía Stephen Covey que nuestra vida se dirige por una de dos opciones: o por el reloj o por la brújula: cuando el reloj nos dirige somos esclavos del tiempo y de las ocupaciones. Cuando la brújula nos guía, nos orientamos con el “verdadero norte” y priorizamos las cosas que verdaderamente tienen importancia. Recuerda que la peor de las soledades es la que se vive en compañía: no desatiendas a los que tienes cerca.


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