La apuesta es clara: la opción es Norteamérica

Ciudad de México /

En la semana hubo una definición económica importante que quedó relativamente opacada por otros temas: ante una pregunta expresa sobre si México estaría buscando acercarse al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la presidenta Claudia Sheinbaum respondió con claridad que no es así, que en este momento la prioridad del país está dirigida a fortalecer la relación económica con el resto de Norteamérica a través del tratado comercial conocido como T-MEC (Tratado México-Estados Unidos-Canadá). La Presidenta señaló además la complementariedad entre las economías de México y Estados Unidos, y resaltó la importancia de las inversiones estadunidenses en nuestro país.

En mi opinión, esta definición es de suma importancia, porque revela el compromiso establecido con la región norteamericana en un proyecto económico común. Para muchos, está postura es lógica y quizá no represente ninguna novedad. Sin embargo, la precisión es importante en un momento de definiciones geopolíticas claves. Es importante recordar que México ha mantenido una relación cordial, aunque relativamente distante, con el grupo BRICS. Incluso en 2023 se manejó la posibilidad de que nuestro país formara parte de dicha organización cuando esta decidió ampliar su membresía. Afortunadamente esto no ocurrió y México se mantuvo al margen de este grupo (a partir de entonces conocido como BRICS+), el cual se expandió para incluir a Etiopía, Arabia Saudita, Irán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Argentina (que ya se retiró a petición del nuevo gobierno de Javier Milei).

Como puede verse, el grupo BRICS+ aglutina a países con los que nosotros tenemos relativamente pocas relaciones económicas y comerciales (con excepción de China y, en menor medida, de Brasil) y con varios países considerados como autocracias. Por lo mismo, México no ganaría mucho acercándose a esta agrupación y más bien enviaría una señal equivocada sobre el tipo de relación económica y política que queremos sostener con el resto del mundo. Por ello, me parece muy importante haber hecho este deslinde de cualquier posible intento por formar parte de esa organización, sin que eso implique dejar de mantener relaciones económicas y comerciales con los países miembros de esa organización.

Considero también de fundamental importancia el haber recalcado nuestro interés en profundizar la relación económica y comercial con Estados Unidos y Canadá en un momento clave de reorganización de la actividad económica mundial. Estados Unidos es nuestro principal socio comercial y nosotros también lo somos para ellos. Nuestras economías están fuertemente integradas y lo podrían estar aun más en el futuro. En efecto, como lo dijo la presidenta Sheinbaum, nuestras economías son complementarias, ya que tenemos diferentes dotaciones de recursos y nos hemos especializado en distintas etapas de las cadenas globales de valor. Si algo debemos hacer hacia adelante es fortalecer nuestra integración comercial con el resto de Norteamérica sin que eso implique que nos cerremos al resto del mundo o que nos convirtamos en adversarios de otros países, bloques o regiones. La ruta es clara: avancemos en la integración norteamericana y evitemos, en la medida de lo posible, empedrar ese camino. 

  • Gerardo Esquivel
  • Economista.
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