Gil no deja de lamentar que los comisionados y las comisionadas del INAI encabezados por Adrián Alcalá hayan ayudado a cargar el féretro del instituto. La Presidenta fue muy clara con el futuro del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales: “no tiene ningún sentido que permanezca. Es una instancia que fue creada para coadyuvar a combatir a la corrupción, pero que en sí misma tiene muchos problemas de corrupción en su interior”. Coadyuvar, gran palabra. Sheinbaum ironizó y dijo que ahora se requeriría otro organismo público para vigilar que en el INAI no se repitan otros actos de corrupción. Y los integrantes del INAI calladitos, silencio, nosotros estamos un poco sordos, aquí no se oye nada. Al declarar la muerte súbita, la mandataria (a Gamés le gusta escribir mandataria) señaló que el tema de fondo aquí es “cómo vamos a garantizar la transparencia del Ejecutivo, de los Legislativos, de los propios organismos autónomos, del Poder Judicial. Es decir, todos tenemos que garantizar la transparencia en el uso de los recursos y también en nuestras funciones”.
Y como todo mundo sabe, el gobierno puede y debe vigilar al propio gobierno, un método infalible que no se presta para nada al conflicto de interés. Y a esa puerta tocó Adrián Alcalá para pedir caridad: no nos desaparezca, por piedad, vamos a ahorrar 300 millones y reestructurar los procesos y la reingeniería y la manga del muerto, es decir del INAI. Es que de veras.
Los adioses
La lectora y el lector lo saben, los órganos autónomos esperan en fila la guillotina. Con la reforma constitucional en puerta para eliminar a los autonómicos, la presidenta Claudia Sheinbaum señaló que tanto en el gobierno federal como en el propio Congreso se analiza la situación específica de algunas de estas instancias. Gil lo leyó en el portal de su periódico La Jornada. La Presidenta admitió que como resultado de las obligaciones de México en el Tratado Comercial de América del Norte (T-MEC), algunos de ellos deben contar con independencia técnica para que no haya problema en ese sentido.
Gil propone que el gobierno desaparezca incluso las palabras “autónomo y autónoma”. Y al sentarse a negociar el Tratado, nuestros negociadores digan la verdad: en México no existe esa palabra impronunciable, desconocemos, como si dijéramos “inverecundumnastis”, pero no dejen de preocuparse, nos pondremos de acuerdo.
En este sentido, dijo que se tiene previsto que esta función de asegurar la transparencia en las diversas instancias se canalizará a la futura Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno (actualmente secretaría de la Función Pública, hasta que se reforme la ley). Qué mejor, que el gobierno maneje todo en lo oscurito, como en aquellos felices tiempos. Nadie sabe, nadie supo. Y si tenemos algún problema, les ponemos una persona juzgadora de las que cumplieron con los requisitos de la licenciatura y la vasta experiencia de ocho años y unas cartas de recomendación de unos vecinos y lo arreglamos y le cargamos una prisión preventiva oficiosa y verán si no se arregla el desarreglo. ¿Cómo la ven? No empiecen, esto no sólo es serio, sino trágico.
Lástima, Margarito
Durante su conferencia matutina, la Presidenta recordó que el INAI hizo una propuesta a Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Gobernación, “para disminuir sus gastos, pero ahora sí que ya es muy tarde, ¿no?, ya está la propuesta ahí en el Congreso. Y que sepan los mexicanos que va a haber transparencia sin necesidad de estos actos de corrupción o de más recursos”.
Como se decía en aquel programa: Lástima, Margarito. Gil no da crédito y cobranza, y recordó al poeta: qué modo tan pinche de rendir la plaza. Pero cada quien y cada cual sabe cómo y porqué. ¿Cómo ven la sentencia de Gamés? Y de pilón los acusó de corruptos a los comisionados del INAI. Van a perdonar a Gilga, pero por eso estamos como estamos.
Todo es muy raro, caracho, como diría Martin Luther King: “Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda”.
Gil s’en va