De las letras al cine

Ciudad de México /

“Las adaptaciones o como quiera que se denominen los procesos por los que una forma artística deviene en otra tienen una tradición nada despreciable en la historia de la cultura, particularmente en el siglo XX”: José Luis Sánchez Noriega...

Gil acusa fatiga de metal. Dos adaptaciones de las letras a la serie televisiva han ocurrido en este año: Pedro Páramo y Cien años de soledad. Gamés buscó su libro De la literatura al cine (José Luis Sánchez Noriega, 2000) y lo encontró con estos subrayados. Aquí vamos:

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Una obra literaria y un filme tienen en común su condición de relato o narración de unos sucesos reales o ficticios, encadenados de acuerdo a una lógica, ubicados en un espacio y protagonizados por unos personajes, que se caracteriza por poseer un principio y un final, diferenciarse del mundo real, ser contado desde un tiempo y referirse a ése o a otro tiempo.

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Globalmente podemos definir como adaptación el proceso por el que un relato, la narración de una historia, expresado en forma de texto literario, deviene, mediante sucesivas transformaciones en la estructura (enunciación, organización y vertebración temporal), en el contenido narrativo y en la puesta en imágenes (supresiones, compresiones, añadidos, desarrollos, descripciones visuales, dialoguizaciones, sumarios, unificaciones, sustituciones), en otro relato muy similar expresado en forma de texto fílmico.

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Las adaptaciones, transposiciones, recreaciones, versiones, comentarios, variaciones o como quiera que se denominen los procesos por los que una forma artística deviene en otra, la inspira, desarrolla, comenta, etc. tienen una tradición nada despreciable en la historia de la cultura, particularmente en el siglo XX. En general, hablamos de trasvases para referirnos al hecho de que hay creaciones pictóricas, operísticas, fílmicas, novelísticas, teatrales o musicales que hunden sus raíces en textos previos.

 

Al menos podemos categorizar los siguientes trasvases: a) del teatro al teatro, por el que se hacen versiones modernizadas y paráfrasis de textos clásicos como los de Racine, Anouilh o Brecht a partir de Antígona de Sófocles; b) de la novela al teatro: Santuario (Faulkner) adaptado por Albert Camus, o Rayuela, de Cortázar, en versión escénica de Jaime Kogan (1995); c) de la novela a la serie televisiva, como La Regenta (Fernando Méndez-Leite, 1994), d) del teatro a la televisión, como los dramas de la BBC y los viejos Estudios 1 de TVE; e) del cine a la novela: las novelizaciones de películas de Carrière; f) del cine al teatro: Entre tinieblas. La función (P. Almodóvar /F. Cabal, 1992); g) del cine a la televisión, bien porque se crea una serie a partir de una película (Truhanes, Miguel Hermoso, 1983), bien porque se rueda un filme como eventual episodio piloto de una serie; h de la televisión al cine: Expediente X o El fugitivo; i) del cine al cine, como las nuevas versiones de obras ya clásicas, los recurrentes remakes: Breve encuentro; j) de la novela al musical o a la ópera: Los miserables; k) de la novela al ballet musical: El sombrero de tres picos de De Falla; l) del teatro al ballet musical: Bodas de sangre (García Lorca y Antonio Gades) o Romeo y Julieta (Shakespeare y Prokofiev); m) del ballet musical al cine: El amor brujo (F. Rovira Beleta, 1967 y Carlos Saura, 1986); n) del teatro musical al cine: Fama; ñ) de la historieta gráfica a la televisión y/o cine: Superman; o) de la pintura a la música: Cuadros de una exposición de Mussogorski/Ravel; p) de la novela o el cuento al dibujo animado: Blancanieves (1937); q) de la película al dibujo animado: Men in black”.

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“…no resulta fácil que un escritor se adapte al engranaje industrial del cine. Las condiciones profesionales no eran muy halagüeñas: trabajo a destajo, con horario de oficina, sábados incluidos, el miedo al fracaso y múltiples decisiones que dificultan el proceso creador. El novelista está acostumbrado a un proceso de creación en el que opera como dueño absoluto de la materia y de las opciones que toma, es un demiurgo que trabaja con textos que va puliendo hasta una forma definitiva que llega a la imprenta, se siente artista solitario y único que controla todo el proceso de creación, desde la idea germinal hasta la forma definitiva. Una persona habituada a esas condiciones no acepta fácilmente que los productores impongan cambios en sus historias o que los guionistas a sueldo de aquéllos reescriban capítulos, eliminen acciones, fusionen personajes; y le hagan reescribir varias veces un mismo trabajo para que finalmente sea desechado en beneficio de otra versión. De ahí las palabras de Raymond Chandler: «Creo sentir una suerte de exilio del pensamiento, cierta nostalgia de un cuarto silencioso y una mente equilibrada».”

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Como todos los viernes, Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero se acerca con la botella de Grey Goose para fabricar Gansos Salvajes, Gamés pondrá a circular la frase de Chaplin: “La tragedia es la vida en primer plano, la comedia es la vida en plano general”. 

Gil s’en va


  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
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