El día

Ciudad de México /

En el Botepronto de MILENIO Televisión del lunes, Carlos Puig dijo que los resultados de la elección estadunidense no se conocerían el martes por la noche. Puig le sabe un rato largo a estos asuntos. En el cierre de campaña, Trump arremetió contra México y amenazó con imponer aranceles enloquecidos si no se frenaba la migración. Gilga no quiere ponerse pesado, pero ya una vez México, en el gobierno de Liópez, se convirtió en el policía migratorio de Trump.

En esas andaba Gil mientras leía el portal de Le Grand Continent y, en especial, el último texto de una serie de notas de cobertura para la elección presidencial estadunidense escritas por el historiador estadunidense David A. Bell:

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Todo gira en torno a él, siempre ha sido así. ¿Pero ganará? A una semana de las elecciones, tanto Trump como Harris están haciendo una campaña intensa, y las encuestas siguen mostrando que la elección se jugará al filo de la navaja. La frustración es que no sabemos hasta qué punto son exactas estas predicciones tan puntillosas. La votación anticipada ha comenzado en muchos estados. En algunos de los estados indecisos, sabemos que han votado muchos más republicanos que demócratas, pero ¿qué importa eso realmente? En 2016 y 2020, las encuestas subestimaron el voto por Trump: ¿volverá a ocurrir? ¿Quedan realmente votantes indecisos? El hecho de que un cómico llamara a Puerto Rico «isla de basura» y se burlara de los judíos como ávidos de dinero, o que otro orador en el último mitin del candidato republicano en el Madison Square Garden proclamara que Kamala Harris era «el anticristo», ¿perjudicará a Donald Trump? Es imposible saber la respuesta a estas preguntas.

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Por desgracia para nosotros, las encuestas en Estados Unidos eran mucho más fiables hace medio siglo que hoy. Como ha señalado el historiador David Stebenne, en la década de 1970 la mayoría de los hogares tenían teléfonos fijos y anotaban sus nombres en guías telefónicas. No existía el filtro de llamadas y un alto porcentaje de la población respondía a las preguntas de los encuestadores. Hoy, la mayoría de los estadunidenses sólo tienen teléfonos móviles, para los que no existen guías fiables. La explosión del telemarketing y las estafas telefónicas, combinada con la posibilidad de filtrar llamadas y bloquear números, ha hecho que cada vez menos personas contesten a una llamada de un número desconocido, y aún menos se tomen la molestia de contestar a la persona que está al otro lado de la línea. Los encuestadores han intentado desarrollar algoritmos más sofisticados para tener en cuenta estos factores de incertidumbre, pero con resultados desiguales. Si las encuestas actuales difieren en más de dos o tres puntos, es imposible decir cuál de los candidatos tiene más probabilidades de ganar la mayoría o la totalidad de los siete estados indecisos.

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Políticamente, Kamala Harris es una demócrata tradicional cuyas inclinaciones centristas se derivan de su experiencia e imagen como fiscal «dura». Como presidenta, continuaría en gran medida las políticas de Joe Biden. Pero para muchos votantes, su perfil sigue sin estar claro. Tuvo que dar un giro a la izquierda para ganar la nominación demócrata al Senado por California, y después para presentarse a la nominación demócrata a las elecciones presidenciales de 2020, carrera que había abandonado con bastante rapidez. Estas campañas le dieron un historial en cuestiones culturales —por ejemplo, apoyando la atención a la cirugía de reasignación de sexo— que Donald Trump ha criticado tanto. También se enfrenta al mismo problema que todos los vicepresidentes en ejercicio que buscan un ascenso: ¿cómo presentarse como independiente sin parecer desleal? Por último, en consonancia con su larga carrera como fiscal, se le da mucho mejor atacar a sus oponentes que presentar sus propias ideas. Cuando la presionaron, en entrevistas y en un reciente town hall de la CNN, para que expusiera su visión de Estados Unidos, volvió a caer en trampas y a veces se enredó vergonzosamente. No es sorprendente que en las últimas semanas su campaña haya vuelto casi por completo a un tema de conversación fundamental: el horror a Donald Trump

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Trump ha hecho más que ningún otro político en la historia de Estados Unidos para transformar un partido político en un vehículo personal, impulsado por una base fanáticamente leal. Y ha hecho más que ningún otro político en la historia de Estados Unidos para socavar y amenazar los cimientos democráticos del país y el Estado de derecho. Nos guste o no, este capítulo de la historia estadunidense bien podría considerarse la era Trump.

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Todo es muy raro, caracho,como diría Lincoln: “Yo no sé quien fue mi abuelo; me importa mucho más saber quién será su nieto”. 

Gil s’en va


  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
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