¡Albricias! Gil está de plácemes, que dice Gamés de plácemes, el autor de esta página del fondo casi llegó al paroxismo cuando se enteró de que el Club de Periodismo otorgó el Premio Nacional a El Fisgón, Hernández y Rapé. Este importante reconocimiento, mjú, se le ha entregado a los los conductores de El Chamuco, un programa de televisión (es un decir) que se transmite en en un canal público, el 22 y se repite en el mexiquense 114 y en la mente de los conductores cada día. El Fisgon le dice a Hernández: no puedo atenderte porque estoy viendo en mi mente la repetición de nuestro programa.
Ahora mal sin bien: si están parados siéntense, si están sentados párense (no empiecen, esto es serio): el muy reconocido premio se les ha entregado a estos combatientes moneros por la arriesgada entrevista que le hicieron al aún presidente en funciones Andrés Manuel Liópez Obrador.
Para nadie es un secreto que se jugaron el pellejo estos periodistas de fuste y fusta cuando entraron a Palacio Nacional, sitio histórico en el cual fueron recibidos por Jesús Ramírez Cuevas. Después de engarzarce en tremendo abrazo, el entonces vocero les dio un lugar en un peligroso salón del Palacio.
Lord Fisgón
Pues bien y mal, el reconocimiento se les ha entregado por “la libertad de expresión”. Será el sereno, pero si de expresión se trata, estos valientes periodistas no debieron recibir ni una migaja porque se expresan muy mal, con decirles que el mejor fue el ex presidente, con eso les dice todo Gilga.
Gamés tuvo la inolvidable oportunidad de ver esa histórica entrevista, y no escribe aquí la palabra “histórica” así nomás al pasar: Gilga no había visto una entrevista más entregada, vergonzosa, arrastrada y vendida a un presidente. Sus caritas llenas de emoción celebraban cada palabra de Liópez; sus ojos críticos se arrasaban cuando el presidente hablaba de historia (es un decir de los decires).
Bien visto, debieron invitar a la entrevista a otro gran periodista independiente conocido popularmente como Lord Molécula. De verdad, no hay demasiada diferencia. Si no le creen a Gamés busquen en Youtube y ustedes dirán.
Ni en los buenos tiempos del PRI se veían entrevistas como ésta. En el viejo PRI, sí, cuando la prensa festejaba a López Mateos, cuando los periodistas felicitaban a Díaz Ordaz. Ni siquiera en tiempos de Echeverría y López por Pillo los propagandistas hacían el numerazo. Ciertamente en cada página editorial de varios, muchos periódicos había merolicos que escribían y luego recogían el generoso sobre amarillo. Pero Gilga no olvida que en esos tiempos ya dirigía Julio Scherer el periódico Excélsior y un grupo de periodistas de verdad criticaban al régimen. Cómo diría la canción: cómo hemos cambiado.
El Club de los mentirosos
Pero no nos des desviemos. Los moneros han recibido su premio, pero los verdaderos caradura son los que forman el ya muy desacreditado Club de Periodistas. Allá en la casona extraodinaria de Filomeno Mata no hubo nadie que dijera: ¿un premio a los militantes del presidente y su gobierno? Se les olvidó que una de las características del periodismo es la crítica y no la propaganda; el rigor y no la genuflexión. Gil considera que esa casona debería utilizarse para que sea atendida por periodistas y no burócratas de la prensa que pretenden quedar bien con el poder y el presidente, ahora presidenta, en turno y turna. ¿Cómo la ven?, dicho esto sin la menor intención de un albur propagandístico.
No seamos roñosos, Gil felicita a los premiados y les desea una cascada de premios que reconozca su periodismo independiente y combativo. Sigan así, van por buen camino.
Una palabra
Gil caminaba sobre la duela de cedro blanco cuando encontró en un entrepaño un libro: El origen de las palabras, un diccionario etimológico concebido por Ricardo Soca. No se le van a creer a Gamés, pero abrió al azar una página y se encontró esto: “Vasallo: en la Edad media eran aquellos que se ponían al servicio de un Señor, que les concedía el derecho de cultivar un pedazo de tierra a cambio de lo cual el vasallo se comprometía a servirlo como soldado mediante un juramento de homenaje y fidelidad”. En fon, cosas que Gamés lee sin ton ni son y luego las olvida.
Periodistas premiados: bon apetit.
Gil s’en va