Está en la calle República de Cuba número 41, Centro Histórico de Ciudad de México. Es un espacio de producción artística donde convergen proyectos independientes relacionados con la gráfica, sobre todo, y talleres de ilustración, grabado, diseño y serigrafía; además, una sala de exposiciones en la planta baja de este edificio colonial que acoge el arte en sus diferentes expresiones. Estudio Mezquite es su nombre.
Mezquite se sostiene sobre una base de alrededor de 15 integrantes. Es un espacio “muy vivo, porque vienen diferentes artistas con sus proyectos y hacen un montón de cosas; mueven, se van, vienen otros y así, todos los días va sucediendo algo en este lugar”, describe Carlos Soto, director del colectivo, quien añade a la lista de actividades los talleres de tatuaje y joyería, lo que amplía más dinamismo de este joven proyecto.
La manera como trabajan son las residencias artísticas, que abren con una convocatoria, especialmente para la producción. La idea del equipo que dirige Estudio Mezquite es que los proyectos de la residencia duren como mínimo tres meses. Las asesorías son personalizadas.
Y cuentan con herramientas.
El tórculo, por ejemplo, imprescindible en este tipo de talleres. Es una prensa especial que se usa para estampar, grabar en cobre, en acero, entre otras técnicas y materiales.
“Han venido varios chicos que quieren hacer sus propias playeras y que traen un dibujo o algo, entonces con ellos podemos trabajar”, comenta Carlos Soto —licenciado en Artes Plásticas y Visuales, Pintura y Grabado, egresado de La Esmeralda—, quien ha participado en otros colectivos y presentado varias exposiciones desde hace diez años.
Este inmueble es facilitado por el Fideicomiso del Centro Histórico, además de proporcionar instrumentos. “Un espacio independiente de producción, formación y exhibición artística”, precisa Soto.
Y sin hacer a un lado la autonomía, tienen libertad para generar proyectos y proveer material a residentes que participan en este espacio. Lo que se comprueba —según se observa— con el dinamismo de su labor.
“Somos como una casita de artistas”, comenta un sonriente Carlos Soto, quien se muestra afanoso en todo momento.
“Entonces cada uno de nosotros vamos aportando varias de las cosas que subsisten, necesarias para mantener la energía y el lugar; en fin, entre todos hacemos esa parte”, resume el maestro.
Otro de los artistas fundadores de este espacio, Andrés Velasco, Dracko Velasco, habla de la galería de Estudio Mezquite, donde cada mes presentan diferentes proyectos, ya sea de artistas reconocidos o artistas emergentes.
“Aquí en la galería siempre recibimos un montón de propuestas”, comenta Velasco, a quien esta vez le tocó exponer su obra titulada Memorias de obsidiana. X años de tinta por Dracko Velasco.
Llaman la atención la obra variada del artista, cuya exposición deriva de su proyecto personal titulado Tintas de obsidiana, un propósito que nació hace una década. Son dibujos a lápiz, bocetos y obra terminada que fusiona con la cultura pop; Velasco “basa su obra en la reinterpretación de narraciones, leyendas y piezas arqueológicas”, describe el programa de su obra.
“Me toca, a través de esta exposición, mostrar parte de mis procesos y también de mis memorias”, explica en entrevista este dibujante, diseñador e ilustrador, nacido en 1992, egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, ENAP, quien ha participado en más de veinte exposiciones colectivas.
En esta exposición el artista toma conceptos mesoamericanos y los mezcla con símbolos del México actual, “con las calles que habitamos”, y confirma: “Nosotros estamos aquí, en el Centro Histórico, de modo que es innegable para mí tener este acercamiento directo con la cultura de los comerciantes, la gente que anda y que trabaja en esta zona”.
—¿Y qué técnicas usas.
—En la exposición tenemos piezas de grafito, piezas a tinta y serigrafía. El grafito siempre ha sido una parte fundamental para mí.
Para Dracko, el lápiz siempre ha sido una técnica que se le hace accesible, “muy amable”, porque está al alcance de todo el mundo.
—Con lo que tengas a tu alcance.
—Sí, trabajar desde esa perspectiva, para mí es tan fácil como agarrar un folio o una hoja y luego llevar estos procesos imaginativos y creativos al papel; darle volumen de una manera tan sencilla, para mí, es lo primordial.
—Y también hay piezas en serigrafía.
—Estas piezas son reproducciones que tienen sus propios números de en donde pueden ver los detalles, el nombre y el sello del taller que la produjo. Eso es un poquito de las técnicas que utilizo.
—Y otras también.
—Sí, también utilizo tinta, acuarela, guas, acrílico, pinturas sobre muros, aerosoles; la verdad es que me gusta trabajar con todas las técnicas, porque tienen una personalidad propia.
—¿Y quiénes pueden exponer en esta sala?
—En realidad todos tienen la posibilidad de exponer, tanto talentos jóvenes como profesionales dentro del arte de la cultura.
Es evidente que en Estudio Mezquite germina la producción artística, con sus exposiciones y cursos en la calle República de Cuba, una arteria tradicional en el corazón de la capital, donde la cultura muestra su expansión, o como confirman en su página:
El Centro Histórico, “con una amplia tradición artística y cultural, se ha convertido en un referente importante del arte contemporáneo mexicano e internacional a través de galerías y espacios culturales”.