Del diluído liderazgo empresarial, IA y otras cavilaciones

  • Columna de Ivette Estrada
  • Ivette Estrada

Ciudad de México /

Justo hoy, cuando las instituciones seculares se desmoronan y el descrédito permea tanto en iglesias como partidos políticos, los liderazgos se cuestionan a nivel internacional.

El último reducto de confianza hasta ahora, la Iniciativa Privada, no logra responder a las expectativas de los consumidores cero, que busca ofertas físicas y digitales de forma constante, escatima en algunas categorías y derrocha en otras, es sensible a la sustentabilidad de las marcas que compra y posee “cero” en fidelidad de marca.

Los consumidores con mayor conocimiento y exigencia ahora inciden en la “deslavada” percepción de la clase empresarial. Si, esa que logró mayor credibilidad sobre gobiernos, ONGs y medios de comunicación. El desencanto la alcanzó. Su heroicidad ahora se difumina y en el imaginario popular “ ya no es suficiente. Queda mucho a deber”.

Esa noción de insuficiencia es por no tener un papel protagónico y crucial en los grandes retos que enfrentan sus propias empresas.

Este 2025, por quinto año consecutivo, se realizó el Edelman Trust Barometer que justo durante la pandemia mundial de Covid-19 identificó a las empresas como la institución líder para abordar los problemas urgentes de la sociedad. Este año, la encuesta a 33.000 personas en 28 países, encontró que las empresas se perciben aún como más competentes, éticas y capaces de hacer las cosas respecto a otros actores sociales.

Sin embargo, también se detectó que la percepción generalizada es que las empresas no hacen lo suficiente para abordar los problemas de asequibilidad (64 por ciento), cambio climático (62 por ciento), recapacitación (56 por ciento), desinformación (55 por ciento) y discriminación (53 por ciento).

El panorama es complejo. Este 2025, la incertidumbre económica surge como una preocupación creciente a nivel mundial. De forma simultánea, la Inteligencia Artificial no se destaca como una amenaza social directa o una oportunidad, pero se reconoce que puede incidir en desafíos éticos y en el costo de la automatización de los negocios.

Al mismo tiempo, el cambio climático aparece como el principal problema social que las empresas deberían abordar este año. Incluso se percibe como una de las principales amenazas para las empresas según el Informe de Riesgos Globales 2025 del WEF y el Planetary Health Check de PIK. Paradójicamente el avance de las emisiones cero a nivel global no aumenta. Incluso parece detenido en economías emergentes.

En tanto, las crisis geopolíticas aparecen como el principal problema social que las empresas globales deben abordar en 2025. El informe Top Risks 2025 de Eurasia Group advierte de esta crisis global y aparecen estrategias proteccionistas empresariales, junto con un alejamiento de la cooperación internacional. Si. Tristemente la clase empresarial del mundo baja los brazos ante este embate.

Pero paralelamente, la desigualdad de ingresos y riqueza representan un área en la que las empresas pueden tener un impacto positivo. También en paliar la inestabilidad social donde las empresas pueden tener un impacto positivo este año.

El liderazgo empresarial global puede repuntar. No todo está perdido. No todavía.


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