Pocas fechas tan significativas para las, los y les mexicanos (ah, no que a la fanaticada derechaira y plutócratas que la acompañan la onda woke les pone los pelos de punta, cuando no sabrían diferenciar entre el woke negro y un karawoke) como la del 20 de diciembre de 1994 comenzó uno de los momentos más felices, divertidos y cotorros de la historia nacional: el horror de diciembre, una linda y maravillosa crisis económica por cortesía del catecismo neoliberal encabezado por Charly Salinas —el chupacabras para los amiguis de los udis y el anatocismo— y el Nada Neto Zedillo Ponce de Lión.
Una experiencia sublime la que estos ex presichentes le aplicaron al pueblo mexicano con zombifificación empobrecedora incluida. Un auténtico espectáculo del desempleo, de la desaparición de ahorros, de la abducción de hogares, prácticamente a nivel disneyano, que dejó a la gran mayoría de nuestros compatriotas con una mano adelante y otra atrás, en la chilla.
Eso mientras la banda tecnócrata-neoliberal convertía la deuda privada en deuda pública para que la oligarquía no pasara apuros, pobrechita. Todo a través de una invención encantadora llamada Fobaproa, con la que exprimieron al proletariado y a la clase media, media jodidona y media, hasta dejarlos en el puro bagazo.
Recuerdo cómo la gente era echada a los perros, sometida a la persecución de los bancos, mientras perdían miserablemente sus casas.
Qué bueno que todavía no existía el cártel inmobiliario del PAN, porque Jojojorge Robero de Terrenos, Taboada Taboadín y Markititito Cortés, cuál buitrones hubieran sacado a empellones a los deudores. Imagínate lo que habrían hecho los del Infonavit de Calderón, Penchyna y mi lic Peña, hubieran revendido ocho mil veces esas propiedades con una pequeña contubernio de notarios, constructores y funcionarios.
El horror de diciembre, como han explicado grandes del atraco en despoblado como Pedro Aspe y Gurría, fue en realidad un experimento para ver cuánto aguantan los mexicanos con una bota en el cogote. Querían saber si en caso de una invasión extraterrestre, la mexicaniza tendrían la suficiente capacidad de resiliencia.
Lo mejor es que sacrosantos personajes del derechairismo en extraída, miembros de la feligresía de la doctrina neoliberal como Xóchitl, Claudio XXX, los paleros de Alazraki, Krauze y la Dresser, como tienen esta nostalgia por la dictadura perfecta y tienen apetitos mortuorios, quieren más y mejores Horrores decembrinos.