Ya, de plano, amiguis derechairos, bájenle tres rayitas a su histeria, de por si me la paso viendo el Whats a ver si la ministra Piña no me ha mandado sus clásicos mensajes de “Sé cositas malas de ti”, después de mi caracterización de la impartidora de injusticias en la televisión pública. Varios cuarterones de la derechairiza en éxtasis de patitas de molcajete y una cuenta asociada de bots de la Suprema Corte, tuvo la muy primitiva intención de tratar de devaluar lo sketches del programa Operación Mamut del Canal Once donde participo, frente a Primer plano que acaba desaparecer y donde el único que valía la pena era el maestro de maestros, Lorenzo Meyer. En principio, cabe decir que es obvio que acá se hace humor desprovisto de conservadores, misoginia, machismo, clasismo, racismo y ultraderechismo, y que por si fuera poco no promueve mentiras, noticias falsas, ni truquea la realidad con fanatismos.
Como no tienen el menor ápice de sentido del humor, los derechosos quieren confundir el quehacer de Operación Mamut con los ejercicios misóginos del moñero Garci. Para nada, acá se caricaturiza al personaje de la ministra desde sus acciones y pensamientos que han comprometido a la Tremenda Corte con la oligarquía, los poderosos, las causas del PRIAN y de Claudio XXX, pero nunca a partir de su físico, género o vida personal. Se ha hecho comedia por sus cenas en la oscurito con Alititito Moreno, su apoyo a la esposa de García Luna, su falta de empatía con los damnificados de Acapulco, la manera en que ha querido pasar por encima de la Constitución para atacar las Reforma al Poder Perjudicial y sus infinitos privilegios que ya hubiera querido el Sha de Irán.
El golpeteo a Operación Mamut no es nuevo. Ya lo intentó la dotora Dresser con unos argumentos de pésimo y reguetonero gusto, mientras aplaudía a Chumel Torres que es la misoginia encarnada. Sus ataques a la presidenta Claudia Sheinbaum y a Andrea Chávez, la violencia política en razón de género le va muy bien.
Eso sí, Operación Mamut es un trabajo colectivo con Nora Huerta, Ceci Sotres, Conchi León, Óscar Quezada, Fernando Rivera Calderón y un gran equipo que se ubica en las antípodas del chumelismo de Loret, Brozo, Krauze y los paleros de Alazraki. A diferencia de ellos, no nos reímos de las víctimas sino de quienes se hacen la “vistimas”.
El derechairismo calderonícola debería estar más preocupado por la sentencia de García Luna Productions, pues comerá tambo por un largo rato.