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Mexicanos al grito de Donald Dumb

Ciudad de México /

Cuesta trabajo asimilar el muy alienado sistema de ideas que tiene la ultraderecha nacional, como para que celebre como si hubiera ganado el América, que Donald Dumb, en un capítulo más de su libro Cómo ganar amigos, quiera mandar a Guantánamo a más de 30,000 migrantes. Es alucinante que este ejercicio casi nada, autoritario y humanista, sea objeto de aplauso por parte del sector opositors mexicano que levanta la mano para ir a torturar a los deportados.

Si ya es suficientemente enfermo que una legisladora republicana de origen latino, Anna Paulina Luna, proponga que el rostro don Donald sea incluido en el monte Rushmore (al rato va a querer sustituir a la Cabeza de Juárez con la del Trumpas), resulta todavía más alucinante que con las pocas sinapsis de qué son capaces varios pseudo intelectuales del ultraconservadurismo chairo idealicen al Agente naranja cual si fuera Washington navegando por el río Potomac. Es ahí cuando uno piensa que, efectivamente, había escasez de ácido fólico cuando nació esta gente. La Loca Academia de Miramones está en éxtasis.

Y son las mismas personas que hace unos meses se decían demócratas, libertarios y defensores de los derechos humanos, y que hoy sueñan con una invasión gringa que acabe con los zurdos de mierda.

Esto me recuerda un episodio en Chile donde, en una marcha de la izquierda, apareció la fanaticada del dictador que lo único que le reclamaban al sátrapa es que no los hubiera matado a todos los comunistas.

Digo, hasta hace unos pocos años los gringos estaban desembarcando en Normandía, los rusos estaban tomando Berlín y los franceses correteaban nazis. Los héroes de ficción luchaban contra los hijos del führer, de Indiana Jones al capitán América, del sargento Furia a Luke Sky Walker, hasta llegar a bastardos sin Gloria de Tarantino. Qué loco que los enemigos jurados del mundo libre ahora sean sus aliados.

Así, la misma raza ultraconservas en almíbar que tanto atacado al doctor Gatell (que en los debates los pone como lazo de cochino), no ha sido capaz de señalar los peligros que encarna Robert Kenedy Jr. como secretario de Salud de Estados Unidos. Un tipo más terraplanista que el ChikiliQuadri, antivacunas y más peligroso que el Fofo Márquez y el director de Emilia Pérez (es tal el desdén de Jacques Audiard por el español, tan ignorante de la realidad mexicana y tan mamila, que es muy probable que sea convierta encolaborador de Letras Libres), pero que acá el prianchuchismo nunca ha criticado.


  • Jairo Calixto Albarrán
  • jairo.calixto@milenio.com
  • Periodista producto de un extraño experimento cultural-social-educativo marxista, rockero, populachero, libresco y televisionudo / Escribe de lunes a viernes su columna "Política cero"
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