Pocas cosas tan divertidas como la exaltación monárquica de la whiteicaniza nacional. Cualquiera diría que venían trepados en la Niña, la Pinta y la Santa María y eran los grumetes de Colón. Del subjefe Diego al último derechairo de la colonia Del Valle, le rezaban al Mirrey vestidos de Pedro de Alvarado haciendo matazones. Una cosa muy bonita, rayan en lo que viene siendo el ridículo, que encontró su momento cumbre en Verástegui lanzando vivas a la otra España la que huele a VOX, Facho Cano y ultras, incluyendo a San Cristóbal Colón, San Hernán Cortés y ahí de refilón en el último lugar a la virgen de Guadalupe y a México. Parece que el vino de consagrar estaba un poco adulterado. Porfas, no se rían.
Digo, cuando tienes la identidad un poco extraviada pasan estas cosas, pero tampoco hay que exagerar. Sobre todo porque en las iberias ni los topan, ni saben quién los parió. Los de VOX, también un poquito malitos de su ultranacionalismo ramplón subieron la imagen del Palacio Real cubierto por una lona de las tres carabelas con la frase “Nada por lo que pedir perdón”, más truqueada y machista que los cartones de Garcimonero. Dice el slogan, “1492, ni genocidas ni esclavistas, héroes y santos”. Como que sienten que los amamantaron los borbones.
Hay un documental del actor hollywoodense de origen puertorriqueño, John Legizamo, que fue por toda Latinoamérica para ver la enorme cantidad de estatuas dedicadas a los conquistadores españoles, solo para hacerse una pregunta fundamental: ¿Por qué diantres se les rinde homenaje a personajes que mataron, saquearon, violentaron e impusieron su religión a sangre y fuego? Héroes y santos, mis polainas.
Pero para ridis más grandes que los de la Selección Mexicana (se les dijo que Javier Aguirre es un timador), los de la momiza abogadil defensora del Poder Perjudicial que a leguas se ve que no leyeron la Reforma, o que si la leyeron no la entendieron, o que de plano no saben ni “ler”. De veras hay que regresarlos a la nocturna.
Ya lo piorcito es lo de Lord Montajes Loret, al que no le parece ni tantito dudoso que el costoso paro del Poder Perjudicial se haya hecho con goce de sueldo. Ya hubieran querido eso los obreros de Cananea.
¡Ole pozole!
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Agradezco a toda la gente chida que con mucho entusiasmo llenó la presentación de mi libro El derechairo que vendió su Ferrari en la Feria del Libro del Zócalo. ¡Gracias torales! Todo mi aprecio para Jorge Armando Rocha y Vicente Serrano por acompañarme en este viaje.