Murió el enorme Leo Dan y cualquiera diría que ni así quiso interpretar uno de sus clásicos al ritmo de “Ay Polymarchs divino, pronto tienes que volver a mí” y en vez de eso cantó la de “Esa cuatroté, que no me deja verte, debe caer en nombre del horror”. Así, mientras movían sus patitas al son de la proliferación de dijays, sonoridades megabestias y portentosas luces estroboscópicas frente a Ángel de la Independencia en la celebración del Año Nuevo (contenían sus impulsos de tirar polilla haciendo break dance, deseando fervientemente unirse a las coreografías discolocas de la fanaticada polymarchesca) la oposición echaba lava hirviente por la boca ante aquella convocatoria que llenaba más avenida Reforma, que todas las movilizaciones de la supuesta Marea Rosa que apenas acabó en chisguete. En lugar de soltarse el pelo y el sujetador, entendiendo que la noche no es oscura, que era de lentejuela, la derechairiza gruñona y resentida, quiso ser aguafiestas y terminó en un rincón como la muñeca fea.
Sobre todo porque la Opo, con su pensamiento tipo el #SacoDePus, recurrió al clasismo, racismo y su típica ignorancia supina (desconocer la historia y la trascendencia del sonido Polymarchs en la cultura popular desde los años 80), está perrón, una propuesta alternativa de entretenimiento, de estilo de vida, de apreciación musical -ahí conocimos a New Order, Divine, Rick James y a Yazoo, en medio de esas lluvias corrosivas de acid house, desde donde aparecía el clásico de clásicos que te lleva a sacudir el esqueleto, “Danger” de The Flirts- y de una estética irrepetible grandilocuente y galáctica que operó de Tlatelolco para el mundo.
Bueno, el mini Loret de Latinus de cuyo nombre no quiero acordarme, quiso ser tan incisivo en su crítica que casi casi intentó hacer pasar a Polymarchs como un laboratorio de fentanilo, al estilo New York Times. Ya se la saben, entre más conozco al New Fake Times, más valoro al ¡Alarma! y al Sensacional de traileros. Ha sido tan bochornoso el seudo reportaje del NYT donde quisieron hacer pasar un puesto clandestino de tacos de cochinita por un laboratorio de fentanilo, que se podría suponer que el viejo periódico ahora está dirigido por Beatriz Pagés, Carlos Alazraki y Pedro Ferriz.
La muy cabreada oposición es como una Tesla Cybertruck que se incendia a las puertas de una Torre Trump en Las Vegas, bajo las sonoridades míticas discolocas polymarchianas que al calce dicen: “I’m in danger, danger/ he's dangerous straight ahead”.