Justin Trudeau, el falso progre buena ondita, es tan inútil que en Canadá lo desaprueban los alces y los osos, mientras se dejaba humillar por Donald Trump que lo traía de su puerquito. Era como Macron, un ultraconservas en almíbar y no el super cool que imaginaba con delectación la dotora Dresser que debe estar postrada ahora que su ídolo de barro se fuera directamente al infierno. Pobrecita Denise, estaba tan desconsolada que por eso agarró su cuenta de Twitter para despotricar contra Mexicana de Aviación de una manera un poquito pueril, solo porque se cancelaron unas rutas mientras se planea otras como haría cualquier compañía para administrar mejor sus recursos. Se puso como los grandes financieros tipo Chumel Torres, que andaba llorando solo porque en un ejercicio de emprendurismo capitalista (ese que se supone está matando la dictadura comunista de la cuatroté, no se rían), una señora compró unas roscas de Reyes en el Costco para revenderlas. Gente que ni pío dijo con el Fobaproa, que llamó a comprar dólares, que decía que ni el AIFA ni el Tren Maya iban a funcionar (chasco que se llevó) y que les dan váguidos porque habrá una armadora mexicana de autos eléctricos (chasco que se llevará).
Ya no se sabe que es más divertido y ridí, si los que esperan la llegada de Trump como brontosaurios adorando al meteorito, o quienes creen que el capitalismo es solo para plutócratas que no pagan impuestos. Bueno, lo más cotorro de lo que va del año ha sido ver a toda esa derechairiza en tachas que hace melodrama reguetonero por el gasolinazo azo azo que nunca jamás existió y que acusa a AMLO de controlarlo todo desde su palacete en Hawaii-Dubai, aunque la leyenda anuncie que en realidad López vive en Madrid y que mientras come tamales de chipilín espía al Chupacabras Salinas y Caldedrunk en su afán de conquistar al mundo.
El problema de los falsos progres buenaondita como Trudeau, es que no fueron el poema que el poeta woke nunca escribió y que en la eternidad los dos unieron sus almas para darle vida a esas tristes y densas huellas de carbón. En lo general no son muy diferentes a Trump, su verdadero dios es Elon Musk y admiran a rabiar a Netanyahu.
Algo parecido a Xóchitl Gálvez firmando con sangre una supuesta defensa de los programas sociales, a sabiendas de que no la iba a cumplir, a menos, claro, que se aplicaran de 7 a 7:15 cada cinco años bisiestos, si lo permitía la Coparmex.
Sacreblú Trudeau. Fingió ser woke y al final fue puro smoke.