Sorprendente que la ministra presidenta Norma Piña rompió sus propios protocolos y se hizo la vístima mientras le dejaba ir la lámina a sus exégetas al ritmo de: “Fuimos acusados de traidores, corruptos, aliados de minorías rapaces y de la delincuencia organizada y de cuello blanco”. No se vale, hasta me hierve la sangre de que se acuse a la Tremenda Corte donde hay puro humanista como inocente. Un cuestionamiento malévolo que se puede desmontar fácilmente con las pruebas de la amistad de Alitititito Moreno con doña Norma y sus fiestas en lo oscurito; don Luis María Aguilar resguardando en el último cajón el caso de los plutócratas que no quieren pagar impuestos; la manera tan bonita en que ampararon a personajes tan probos como Chayito Robles, Juan Collado, Lozoya Lozoyita y demás joyitas que los acompañan. Digo, las chicanadas de Alcántara Guaguancó y progres buena ondita que lo aplaudieron, te devuelven la fe en la humanidad.
Mala onda que los adictos a la austeridad republicana se sigan quejando de los sueldotes, camionetones, guarurizas y hasta de los masajes con calambre.
Pobre señora Norma, se puso peor de ardilla que Kinky Téllez quedándose como la única que votó en contra de que a la Presidenta se le diga Presidenta. Negacionista y terraplanista como es, al rato va a votar a favor de la bacteria E. Coli.
Pero estoy seguro que la historia absolverá a la ministra. Cuando Trump se harte de bullear a Trudeau y en su afán por seguir amenazando a México (un día son los aranceles, otro la anexión, más lo que se acumule esta semana), Trump va a poner a la señora Norma como encargada de la Border Patrol con un detector de chairos.
Digo, algo que aliviane a la impartidora de injusticias. Bueno, cómo estará la cosa que luego de tanta lucha contra el comunismo de la cuatroté, el mismísimo Claudio X González, padre de Claudio XXX, el falso mesías neoliberal, afirma que todo está chido, que “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Esto debe haber puesto frenética a la fanaticada de Milei en México. Más aquellos desaforados como los Paleros de Alazraki y Ricardito Anaya que están defendiendo a los vapeadores como si fueran la piedra filosofal.
Casi al nivel de cómo Layda Sansores defiende al panista odebrechtiano de Lavalle (lo bueno es que la Presidenta ya le dio su estátequieta), que de tan transa calderónico solo le faltó hacer una boda en el Munal como Martín Borrego que, al menos, ya renunció. O sea, ¿qué falta en Morena, una terapia de choque?