Orlegi por fin se acordó de la existencia del Santos, y éste contrató al ex jugador Fernando Ortiz, y con ello empezar a regocijar a la afición.
El primer paso está bien dado porque este personaje tiene su acomodo virtuoso en la comunidad lagunera.
Ahora falta que al menos le acerquen tres buenos jugadores, de donde sea, para que entre todos juntos resuelvan este serio problema.
Si se decidieron por Fernando puede significar que la chequera abierta está porque dejarlo con el mismo plantel sería invitarlo al barranco.
Aquí no cabe la postura de contratar a alguien de experiencia porque Ortiz apenas ha dirigido cuatro torneos; y con eso no basta.
Al tener el gran respaldo de presupuestos abundantes en sus dos equipos anteriores podemos suponer que esa misma exigencia puso para llegar acá.
Podemos realizar otro ejercicio reflexivo. Se supone que Irarragorri papá no va a dejar a la deriva al hijo; por lo tanto habrá apoyo económico.
Y con eso basta para empezar a creer en una etapa de recomposición.
La afición lagunera andaba buscando un nombre de entrenador cercano a ella; y ya lo tiene.
Con este gesto se puede pensar que la venta de abonos comenzará para ir cerrando el círculo de cercanía.
Entusiasma la contratación de este nuevo entrenador por su pasado cercano a la comunidad.
Por ello se le desea éxito, buen acomodo y empatía con la gente. Tenemos que entender, al día de hoy, que el plantel es limitado, de ahí su lugar 18.
Entre esperanzas y buenas voluntades trazadas se avecina el nuevo torneo a sabiendas de que muchas cosas pueden fallar, en especial las nuevas contrataciones.
Por lo pronto, Bienvenido Fernando.