Nadie sabe para quién trabaja. La obra de vialidad del municipio de Torreón recién concluida encontró graciosamente y pronto otro tipo de utilidad.
Fue la legión americanista quien la supo usar como centro ceremonial para celebrar su tricampeonato.
El Águila nacional los convocó gratis.
Seguramente al diseñar, hacer y terminar la infraestructura nadie imaginó que iba a ser el lugar de reunión festivo para estos numerosos y felices laguneros que tienen simpatía con su amado equipo.
Podemos molestarnos por el hecho pero también podemos admirar el gesto cívico deportivo.
Después de todo, las obras materiales, monumentos, parques y jardines, son para todos sin importar colores, preferencias o simpatías.
Es válido saberlas usar y disfrutar sea quien sea siempre y cuando no haya vandalismo.
Todo se acomodó a favor del americanismo lagunero porque estrenaron: obra, triunfo, gozo, título, reunión festiva, tricampeonato.
El monumento no fue edificado pensando en ellos, no, simplemente la casualidad les regaló un escenario abierto, bien construido para que sus placeres tuvieran acomodo en un lugar público
Muchas personas que transitaron por el lugar los vieron festejar ahí y seguramente causó molestia o extrañeza.
El monumento ya tuvo otro fin, de regocijo para lo que viven en esta ciudad tengan o no simpatía con el equipo local.
Es señal de madurez saber identificar y apreciar lo que a otros les causa regocijo.
También el futbol debe ser causa de unidad con otros ciudadanos que tienen diversidad.
Los amarillos estaban muy contentos en un monumento que supieron estrenar casi edificado para su exclusividad.
El Águila dio otro giro. Es nueva.