Los Rayados del Monterrey no han podido estar en paz con su estadio, sea el Tecnológico o ahora su Gigante.
Es triste ser despreciado por la propia casa. No les alcanza para revisar las causas u otro tipo de variables.
Cuando en su propia casa, Monterrey es ignorado en cuanto a poder y saber levantar la gran copa, algo raro acontece. ¿Acaso no los quieren?
Ya son muchos equipos que se han reído de ellos en su cara; esto es triste pero también sintomático. ¿Sabrán dónde radica el origen de esta anomalía?
Atlante, Tigres, Pachuca, Pumas, Toluca y ahora América son los rivales que les han pintado la cara en su casa y apenas se dieron cuenta.
Es triste, muy triste esta realidad para quienes alimentan su grandeza pero sin sustento de campeón.
Son muchos y variados los clubes que se han burlado de estos no gratificados Rayados.
Como hecho chusco, deberían solicitar ya nunca cerrar en casa la final porque existen suficientes pruebas y hechos que demuestran su impotencia.
Cambian de entrenador con tanta facilidad creyendo que con eso modifican su realidad.
Traen a otro con supuesta presencia, presumen su riqueza, hacen gala de su poderío pero no ganan el título. Son extraños y desconocidos en su casa.
Suelen ignorar que nuestra sublime competencia es traicionera aunque para ellos ya fue mucho; se le pasó la mano al destino porque no ha tenido compasión de los Rayados.
En contraparte, el Club Santos nunca ha perdido una final al tener el juego de vuelta en casa.
Esto es sintomático. El equipo lagunero sucumbió de visita en Tecos, Toluca, Tigres, Monterrey y Cruz Azul.
Todos en casa ajena; nunca en su propio hogar, jamás. Esto también hace una diferencia.
Por lo pronto, felicidades al tricampeón.