¿Se pueden levantar muros al arte? La palabra, el lenguaje hecho de barro, de savia, de silencios, vive en cada rincón del planeta, como una gran antorcha ilumina, evoca, da luz a un sentimiento, a una idea, crea sensaciones, alaridos, música.
Agua fresca que humaniza y es la materia viva de la poesía.
Si conmueve, aún sin entender el idioma, hay una revelación, lo vivimos, cuando en árabe se escuchó la voz del poeta Adonis en el Espacio Metropolitano, sentimos cada vocablo en un ambiente sensorial, la poesía con hilos metafóricos, nos cautivó.
También sucede, en colecciones que surgen de las amistades entre los pueblos.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México, con los gobiernos de Francia y Serbia publicaron “Resonancias sin Fronteras”, se integra por los libros Aprovechar las migajas del festín, de los poetas Jules Laforgue y Ramón López Velarde, editado en francés y español.
Pido indulto. Discusiones líricas con el código del zar Dušan, de Desanka Maksimović, editado en español.
Y Materia memorable, de Rosario Castellanos, editado en serbio.
Se van a distribuir en las bibliotecas y en escuelas, esperamos que no se queden almacenados.
Cuando una autora, mexicana, feminista, filosofa, maestra, ensayista, poeta, novelista se convierte en una de las escritoras más traducidas de tu país, es un deber leer y releer su obra.
Yo fui a su novela Oficio en Tinieblas, apunté todas las preguntas que nos hace en la narración.
De una rebelión chamula toma la anécdota y la traslada a la época de Cárdenas 1938, dónde se va a efectuar la reforma agraria en Chiapas.
Los dueños de la tierra, los blancos, no van a permitir que los que aspiran a poseerla realicen su sueño.
Explotación, doble moral, engaño, son pequeñas migajas que deja caer, para mostrarnos el barro de que estamos hechos.
¿Cuántas veces se ha multiplicado esa historia? La superstición y el linchamiento no solo físico sino de los anhelos de una revolución que planteaba tierra y libertad como apotema, se hacen cenizas como el frágil cuerpo de un pequeño chamula que es proclamado el Cristo Indígena frente a un centenar de ojos.
Leer a Rosario Castellanos nos abre la conciencia, y la periferia de muchas aristas que aún no se resuelven. Carpe diem.