La justicia es un ideal que, en apariencia, une a la sociedad bajo una misma aspiración: vivir en comunidades equitativas donde se respeten y defiendan los derechos de todas las personas. Si se analiza con mayor cercanía, la justicia es un concepto diverso y debe ser adoptado según las realidades, valores y necesidades de quienes la buscan..
Como acompañante de quienes buscan justicia rescato la variedad de ideas sobre ella que cada quien construye y que muchas veces suele ser discordante, lo que es justicia para mí probablemente no lo sea para otras personas.
Cuando se habla de acceso a la justicia, que es además un derecho humano, se piensa en las vías institucionales, jurídicas y formales; además, se asume que éstas ofrecen lo mismo de manera estándar para todas las personas. Construir un camino de acceso a la justicia puede ser un proceso largo y que requiere de varios fatores, lo que recuerda que la humanidad tiene la capacidad de responder a las injusticias desde distintos frentes y de acuerdo con diferentes visiones del mundo.
Quienes han optado por las vías jurídicas enfrentan retos, garantizar el acceso a la justicia no es solo una cuestión de tener instituciones disponibles, sino de asegurar que sean accesibles en un sentido amplio: comprensibles, sensibles y capacitadas para atender las vastas realidades de las personas.
La falta de información y la complejidad de los procesos legales a menudo actúan como barreras invisibles que dificultan el tránsito de las víctimas a través del sistema judicial. Informar a la población sobre los procedimientos y protocolos de las vías institucionales es un pilar esencial en el camino hacia un acceso efectivo a la justicia.
La socioeducación, en este sentido, se convierte en un componente indispensable ya que no se trata solo de un acompañamiento puntual, sino de un proceso integral que brinda a las personas la habilidad de comprender los procedimientos y sus propias expectativas dentro del sistema judicial.