Sin duda el tema de los autos eléctricos EV’s ha estado en la agenda cotidiana durante más de 10 años. Y si bien la transición hacia los automóviles eléctricos (EVs) está en marcha, aún enfrenta y existen (y crecen) varios obstáculos que retrasan su adopción masiva.
Aunque los precios han disminuido, los EVs siguen siendo más caros que los automóviles a gasolina debido al alto costo de las baterías, que representan una parte significativa del precio total del vehículo.
Otros temas que dificultan este cambio son la falta de infraestructura de carga limitada y, muy particularmente, el alcance limitado.
La autonomía de los EVs ha mejorado significativamente, y sin embargo aún persiste la percepción de que los vehículos eléctricos no son adecuados para viajes largos.
Esto es especialmente cierto en climas fríos, donde las baterías pierden eficiencia.
La producción de baterías para EVs requiere grandes cantidades de litio, cobalto y níquel, materiales cuya extracción está asociada a problemas ambientales y sociales.
Además, la cadena de suministro de estos minerales está concentrada en unos pocos países, lo que genera vulnerabilidades geopolíticas y riesgo de interrupciones.
El reciclaje de baterías es aún un desafío en términos de infraestructura y viabilidad económica.
Existen también resistencias culturales hacia los EVs, especialmente en mercados donde los automóviles tradicionales son vistos como un símbolo de poder o rendimiento, como en Estados Unidos.
Además, los consumidores aún están muy acostumbrados a la infraestructura actual de vehículos a combustión, y cambiar ese hábito requiere tiempo y un cambio de mentalidad.
Uno de los principales argumentos a favor de los EVs es su potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Un retraso en la adopción masiva de EVs significa que las emisiones globales del transporte seguirán siendo altas, lo que afectará negativamente los esfuerzos para combatir el cambio climático y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
La lentitud en la adopción de EVs podría ralentizar la transición hacia una economía verde.
Los sectores de transporte y energía están profundamente interconectados, y la electrificación del transporte es esencial para una descarbonización efectiva.
La ventana hacia una transición total a los EV’s no es menor de entre 10 a 15 años.