1. Un artículo de Joe Moshenska (Cabinet, 22/10/24) empieza por citar el ensayo “Una filosofía de los juguetes” (1853) donde para Charles Baudelaire los mocosos que rompen y destripan sus juguetes no deben verse nada más como destructores sin razón: su deseo es más bien “ver el alma de sus juguetes”. 2. Baudelaire habla igualmente de los padres “que intentan nunca dar juguetes”. Dice que son individuos demasiado solemnes y que por lo general hacen miserables a quienes los rodean. 3. “No sé por qué pienso en ellos como con un tufo de Protestantismo”.
4. Escribe Johan Huizinga que la vida medieval era gozosa y “rebosante de juego” pero que Calvino y Lutero (Homo ludens, Alianza, 1972, p. 214) “no podían soportar el tono” de esta época juguetona. 5. Los puritanos, después de todo, eran serios y sombríos mata-alegrías. 6. Cuando no estaban talando Árboles de mayo alrededor de los que se bailaba en festividades de primavera, o prohibiendo danzas y deportes el domingo, o cancelando la Navidad, se dedicaban a irrumpir en los monasterios y las iglesias y destrozar los hermosos objetos que había dentro.
7. La iconoclastia contra las imágenes “idólatras” desarrolló al tiempo una iconoclastia como juego de niños. 8. Una vez “desacralizadas” o desfiguradas muchas de las imágenes católicas o “papistas” se las daban a los niños para que jugaran. 9. Se sabe por caso que en Colonia el año de 1536 un hombre arrancó de un crucifijo una figura de Cristo montada sobre él y se los dio a sus niños para que lo usaran como muñeco.
10. A diferencia del alemán Spielzeug o del español juguete en inglés la palabra “doll” no tiene relación etimológica con el juego. 11. “Doll” originalmente era una abreviatura de Dorothy pero es imposible no ver su uso posterior como juguete humanoide y relacionar las dos palabras. 12. Hay constancia de que a finales de los 1530’s en Bristol un padre le preguntaba a su hijo qué hacía. El niño: “Playing with my Idoll”. Inquietante el cruce del Doll y del Idoll.