Durante el trayecto se perdieron muchas cosas. Es más, se ha perdido casi todo.
Lo más importante es recuperar el arraigo, el sentido de pertenencia y el apego al club.
Abundan por las redes sociales muchos videos de aquellos equipos del Santos que alcanzaron la gloria.
Videos que nos ponen sentimentales e irremediablemente nos obligan a comparar el antes con el ahora, a comparar aquel Santos con el de la actualidad.
Obviamente hay años luz de diferencia en todos los sentidos.
Me impactaron dos videos, por lo que significaron, por quienes aparecen ahí y, sobre todo, por lo que representaron esas experiencias.
El primer video es aquel del mítico 5 a 5 contra Monterrey en el viejo Corona, donde el gol del empate, el del 5 a 5, lo mete Vuoso. Su primer gol con el Santos: un cabezazo demoledor que vino a ser uno de los goles más gritados en la historia del Santos.
Se podría decir que en ese partido se puso la piedra angular de lo que serían las batallas épicas por la rivalidad entre Santos y Rayados.
El segundo video es aquel gol de Borgetti ante Pachuca, en la final de vuelta del segundo campeonato, el del 2001.
Ese gol, tras un inigualable centro del Pony que Johan Rodríguez le baja de cabeza a Jared quien, confiando en su cabeza en vez del pie, se tira de panza para conectar la pelota que entra de forma milimétrica en la portería, evitando la inútil salida de Calero que, ya tirado en el suelo al lado de Jared, vio cómo el balón entró exquisitamente.
El grito de gol del viejo Corona en ese gol es brutal y la imagen de Borgetti yendo a festejar a la tribuna de sol (llena de malandros) es conmovedora y abrumadora. Pura gloria, un éxtasis total.
Ahí estaba haciéndose presente la máxima leyenda del Santos.
Ese tipo de videos son los que hacen llorar a aquellos santistas fieles de toda la vida, de todos los años, los de siempre, los de verdad, los fieles.
En esos videos está todo: un gran Santos, grandes jugadores, leyendas inolvidables, un estadio viejo y feo pero con la que llegó a ser considerada (por todos) la mejor afición de México.
Y, por si fuera poco, gloria. Todo eso se ha perdido ya. Es por eso que el club debe poner manos a la obra para que todo aquello regrese, para que el equipo vuelva a ser el de antes.
Ya se fue Nacho Ambriz. El que llegue deberá agarrar un paquete bien pesado, por lo que actualmente es el equipo.
Pero una cosa deben tener todos clara, sobre todo el nuevo presidente: al equipo hay que invertirle, porque con esos futbolistas, ni trayendo a Guardiola va a cambiar la cosa.
Hay que recuperarlo todo, todo.