Esta noche, el Santos y su afición se darán la mano (y no un abrazo) a manera de despedida.
Una fría manera de decir adiós a este torneo desgraciado que dejó al Santos sumido en uno de los capítulos más tristes de su historia.
No queda nada por hacer, solamente tratar de darle a su afición (aunque no será nada fácil) una pequeña alegría dentro de tanto sufrimiento.
Es bueno ir al Estadio, porque el futbol siempre será un escape maravilloso al estrés y las preocupaciones.
El poder beber una cerveza en la tribuna y poder comentar con otras personas las impresiones sobre el partido, es algo inigualable.
Se va a cerrar el telón del TSM en este torneo y quedará la flamita encendida de la esperanza con el nuevo presidente: Aleco Irarragorri.
La gente quiere pensar que las cosas serán distintas a partir del próximo torneo.
Mientras el equipo ha penalizado una de las peores campañas de su historia, la maquinaria de la directiva se encuentra ya trabajando en el próximo torneo.
Se está haciendo el análisis correspondiente, eso nos han dicho, para poder tomar decisiones precisas y necesarias. Se vendrá un periodo de descanso en donde se supone se estarán cimentando las bases para el nuevo Santos.
Siempre será más sencillo comenzar a construir algo desde las ruinas, porque no nos engañemos, el Santos está en ruinas.
Y no quiero que se perciba esto como algo despectivo, faltaba más.
Al contrario: la oportunidad de mejora es inmensa, pues al haber solamente escombros, resulta más evidente encontrar los desperfectos para poder reconstruir.
Así que hay mucho trabajo por hacer. Tiempo al tiempo, pero está prohibido fallar, pues ya fallaron muchas veces a una afición brutalmente lastimada y humillada.
Hoy es el último partido en casa y, como último mal trago, el santista tendrá que soportar ver (una vez más) su estadio invadido por aficionados del equipo rival, en este caso Chivas, que tiene un arraigo por demás abrumador.
Ni hablar, toca soportar y apechugar porque el rival vendrá a llenarte tu propio estadio. Es uno de los males que se han venido a arraigar desde hace ya varios años.
Esto ya no es novedad. Pero en fin, todo sea por ver futbol desde el estadio por última vez, hasta dentro de algunas semanas.
Pareciera que este ha sido un torneo del que nadie, pero nadie, se acordará nunca.
Pero no es así, es todo lo contrario, porque este es el torneo donde el quipo tocó fondo.
Ahora toca esperar y creer que el futuro no muy lejano volverá a dibujarle una sonrisa a los aficionados, volver a creer que el motivo de alegría de la Laguna es su equipo de futbol.