Lo que sucedió y no debe volver a suceder

Laguna /

El Santos dejó de ser protagonista en el futbol mexicano. 

De ser un equipo reconocido, admirado y ganador, se convirtió en un equipo destinado casi al olvido. 

Con el tiempo estableció un modelo de negocio muy fructífero, y que bien sirvió de ejemplo para todos los demás clubes de México, sobre todo para los de Monterrey, que siempre es más lo que pierden que lo que ganan, en lo que al modelo de negocio se refiere: gastan mucho, demasiado (sobre todo los Rayados) y muy pocas veces se ve reflejado en dinero de vuelta, en verdadero negocio. 

Me extraña de FEMSA, que es un conglomerado exitoso y que no está dispuesto a perder dinero, al contrario, le interesa ganar más. 

Eso se llama modelo de negocio exitoso, que el dinero salga, pero también regrese (y multiplicado). Dudo mucho que con Rayados eso sea una realidad; gastan mucho y ganan poco.

Pero sigamos con el Santos, porque ese modelo de negocio, el de optar por la cantera, apuntalada con futbolistas venidos del extranjero como diamantes en bruto, para luego ser vendidos, ya no funcionó. 

Hubo un tiempo en el que verdaderamente funcionó y todos felices, pero desde que Almada se fue (cuánta razón tenías querido Guillermo Almada) todo se derrumbó. 

El Santos ya no volvió a ser el mismo y la piedra filosofal, Almada, fue el único que logró hacer funcionar, en el campo, ese modelo de negocio que llegó a ser exitoso. 

Cuánta razón tuviste, querido Guillermo Almada. 

El Santos quedó dejado de la mano de Dios y en el TSM solamente hubo pesadumbre, irritación y tristeza por parte de una afición que solamente ha conocido el sufrimiento en los últimos años.

Lo que sucedió fue que el aficionado poco a poco fue abandonando su estadio, con las peores entradas en la historia de club y, obviamente, el apoyo disminuyó a los niveles más bajos recordados en la historia del equipo. 

El sonido local se cansa de poner sonidos de apoyo, generados en computadora y no emanados de los pocos aficionados presentes. 

Cómo se extraña el viejo Corona, donde nunca hubo necesidad de acudir al sonido local para generar apoyo: ahí el grito de Santos, Santos, Santos, era al unísono en toda la tribuna. Un sonido de apoyo verdadero no emanado de bocinas.

Se perdió la identidad, esa que Aleco Irarragorri y Fernando Ortiz deben recuperar. 

Me decía un gran conocedor de futbol, Lagunero hasta el hueso, que sería muy bonito que el club fuera dirigido por Laguneros, gente de esta tierra, que verdaderamente sientan las raíces de este suelo y el compromiso con la región.

  • Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • luismrdzcruz@gmail.com
  • Columnista en La Afición desde Enero del 2009. Egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Información de Universidad La Salle Laguna, con Maestría en Educación por Universidad Interamericana para el Desarrollo.
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