Anticipar el futuro

  • Para Reflexionar
  • Luis Rey Delgado García

Laguna /

Cuando pensamos que vamos a fallar en algo, lo más habitual es que fallemos. 

Después de todo... ¿Para qué intentarlo si es un proyecto fallido? No cabe duda de que ser supersticioso trae mala suerte.

En cambio, cuando tenemos la esperanza de que vamos a superar algo, nuestra energía se pone a nuestro favor y hay más probabilidades de que lo logremos.

Nuestras esperanzas, miedos y convicciones respecto al futuro nos sirven para crear el propio futuro que anticipamos. 

Así, la mejor forma de pasar un día aburrido es convencerse de antemano esperar lo peor y hacer premoniciones negativas. 

Después, como “ya sabemos" que va a ser aburrido, estaremos descentrados, pasaremos rápidamente de una actividad a otra para acabar cuanto antes y volver a casa. 

Si además comparamos el día con otros mejores seguro que el día acabará cumpliendo nuestras (bajas) expectativas.

Para pasar un buen día, hay que hacer exactamente lo contrario: anticipar el placer que vamos a sentir, pensar en las cosas interesantes que podremos hacer, dejar que su importancia y colorido aumente en nuestra imaginación. 

A veces, todo termina en una sorpresa, pero, generalmente tener expectativas respecto a un hecho hace que se produzca como lo esperamos.

Anticipar el futuro crea profecías que se cumplen. En el mercado de valores, el equivalente a la idea de "anticipar el futuro", se expresa en el dicho "el dinero llama al dinero". 

Corren rumores de que va a subir el valor de unas acciones. Antes de que las acciones hayan subido, los rumores atraen a los compradores y entonces las acciones empiezan a subir. 

Cuanto más suben, más compradores atraen. A esto se le llama en términos de pensamiento sistémico: "bucle de refuerzo". 

Finalmente, los comentaristas del mercado de valores generan un "bucle de compensación" diciendo que las acciones están sobrevaluadas, los accionistas empiezan a vender y los precios caen.

Las previsiones sobre la escasez de cualquier tipo de producto funcionan de la misma manera. ¿Qué hace la gente cuando se anuncia que habrá escasez de algo? Sale a la calle y lo compra "por si acaso". 

En muchos países del mundo hemos visto largas colas de automóviles frente a los expendedores de gasolina combustible, ante anuncios de problemas en el suministro. 

Las predicciones pueden llegar a hacerse realidad. 

No porque sean previsiones razonables respecto al futuro, sino porque parece que el hecho de haberlas formulado modifica el futuro.

Lo importante es que las personas creen en la profecía y actúan en consecuencia.

Nuestras creencias conforman el futuro. 

Lo que pensamos en el presente afectará nuestras vidas en el futuro, cuando se manifiesten las consecuencias.

Si no podemos ver esta relación, puede que echemos la culpa a situaciones presentes, cuando en realidad las raíces se encuentran en nuestros pensamientos pasados. 

Lo que pensemos hoy conformará nuestro futuro.

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