A continuación, pretendo dar mis estimaciones en relación a cómo veo cerrando la economía mexicana este 2024. En primer lugar, estimo que el crecimiento este año estará alrededor de 1.6% en términos reales, lo cual es muy lamentable, pues era de esperarse que con las enormes cantidades de dinero que gastó López Obrador habría sido lógico tener un avance más fuerte en la economía. Pero no fue así, ¿a dónde fue a parar el dinero?; la verdad no lo sé, pero lo que sí sé es que no impactó positivamente al crecimiento económico.
Donde sí se reconoce un adelanto positivo es en la lucha contra la inflación, todo indica que este año lograremos cerrar con una inflación nominal de 4.5% para diciembre; y lo mejor es que la subyacente podrá terminar en 3.75%, esta cifra es mayor que la meta del Banco de México de 3% (más uno), ya se encuentra en rangos y el año entrante se ve la posibilidad de que cierre en 3.3%. También espero que la tasa de interés de referencia siga cayendo y cerremos diciembre en 10%; el avance es importante, ya que en 13 meses logramos bajarla desde 11.25%. La cifra que sí se ve fea es el déficit fiscal, que seguramente estará en 6.2%, y una deuda pública que como porcentaje del PIB de 50.2%.
Lo que luce más complicado es el año entrante, y mucho peor 2026. El motivo de esto es que las finanzas públicas están muy presionadas, y hasta ahora la nueva Administración no quiere hablar de una reforma fiscal, que a todas luces parece muy necesaria. La razón de que el gobierno podría no querer tocar este tema, es que cualquier reforma tributaria que se anuncie no será popular; a la gente de cualquier latitud le molesta pagar impuestos, y más a gobiernos de izquierda de corte populista como el que tenemos. O sea, estamos en una encrucijada difícil y aún no sabemos cómo se podrá resolver; lo que sí sabemos es que, si no se hace algo, las finanzas públicas de 2026 estarán aún más presionadas que las del año entrante. Una medida para aliviar lo anterior sería valorar cuáles de los programas sociales son los menos productivos, pero eso es difícil de presentar porque el gobierno de López Obrador nunca quiso hacer una medición para saber si sus programas estaban dando frutos o no. Tengo la percepción de que aquellos que se dedicaron a la ayuda de adultos mayores, en cualquiera de sus modalidades, dieron buenos resultados pero otros seguramente no; por ejemplo, lo de sembrar arbolitos o de apoyo a los jóvenes la verdad están muy cuestionados, amén de que en ninguno de éstos se llevaron a cabo valoraciones para comprobar su efectividad, y éstos son únicamente dos, de muchos que existen. Lo que no se mide, al final tiene el riesgo de ser un gasto inútil.
Para 2025 ya deberíamos de estarnos preparando con iniciativas que alienten la inversión del sector privado, tanto nacional como extranjero; debemos impulsar las actividades económicas en todos lados, no sólo aquellas que están en el paraguas del T-MEC. Por ejemplo, es fundamental la reorientación del sector energético, ya que Pemex es una vergüenza y es un foco enorme de corrupción y de despilfarro; es imperativo que se redimensione la empresa y ser capaz de mantenerse por sí sola, esta paraestatal necesita una cirugía mayor para dejar de ser una carga para las finanzas públicas. Pero en fin, este año estamos terminando razonablemente bien, hagamos lo necesario para mejorar el entrante.