El peso mexicano ya cotizó arriba de 20 unidades por dólar. Las razones son varias; sin embargo, la que más ha influido es que las reformas al Poder Judicial impulsadas por el presidente Lopez Obrador ya fueron aprobadas por la Cámara de Diputados y ahora pasan al Senado, donde seguro también serán aprobadas.
Además, el peso se debilitó porque el Banco Central de Japón anunció que seguirá con la política de subir la tasa de interés, lo cual significa que el yen se puede revaluar aún más de lo que hemos visto, después de que hace un mes el organismo aumentó la tasa de cero a 0.25%. El lector se preguntará por qué el valor del yen afecta la cotización del peso; esto se explica debido a que hay muchos fondos internacionales que piden créditos en yenes, los cuales consiguen a tasas muy bajas (menores a 1%). Al recibir los yenes, los venden y con eso invierten en bonos del gobierno mexicano a una tasa que hoy está en 10.75%, así la utilidad que obtienen es enorme; el riesgo de estos inversionistas es que el yen se revalúe, porque ellos tienen que pagar su deuda en yenes.
Esta operación funcionó de maravilla para los especuladores mientras el banco japonés mantuvo una política monetaria muy laxa, que evitaba la revaluación de la moneda, es más, esta política provocó que el yen en 2023 se devaluara, elevando las ganancias de los especuladores. El cambio de política monetaria que estamos observando ahora hace menos atractiva esta operación, o cuando menos la hace más riesgosa. Pero, como dije, la razón principal del deterioro del peso es la reforma al Poder Judicial.
Pero más allá de que, por desgracia, nuestras proyecciones del tipo de cambio han sido acertadas, lo que más preocupa ahora es qué hacer para retomar el crecimiento. Los cambios a la Constitución para modificar el modus operandi del Poder Judicial ya han traído, como consecuencia, la paralización de muchos proyectos de inversión que estaban a punto de arrancar. Los inversionistas se han frenado en la medida de lo posible, sobre todo los nuevos capitales, pues al día de hoy hay más preguntas que respuestas y ante esta incertidumbre prefieren irse con pies de plomo; esto ha afectado tanto a la inversión nacional como a la extranjera. Por ejemplo, esa gran oportunidad que significa el nearshoring ahora está en el aire.
El enfriamiento de las relaciones con nuestros principales socios comerciales (Estados Unidos y Canadá) debe ser un motivo de enorme reflexión, ya que estos han manifestado sus preocupaciones por los cambios al Poder Judicial, y el Presidente, en lugar de establecer un diálogo con ellos, se altera y los pone en pausa. No sé qué significa eso, pero es importante cuidar esa relación, sobre todo ante la revisión del T-MEC, que ya es difícil en sí misma, independientemente de quién gane las elecciones en EU.
Recordemos los beneficios que nos trajo el TLC y después lo bien que hemos aprovechado el T-MEC; no se nos olvide que hay un México muy diferente con T-MEC y otro muy distinto sin él.