Respetar las particularidades de cada individuo es una de las recomendaciones de los Yoga Sutras, los textos fundamentales de la disciplina yóguica, escritos entre los siglos II y V de nuestra era.
El concepto de viniyoga, que luego se volvió escuela, es el que recoge esta sabiduría que, en un nivel práctico, consiste en tomar en cuenta la edad, sexo, estado de salud, constitución, hábitos de vida, recursos, debilidades, creencias y caracterología energética de cada quien, a fin de lograr sacar el mejor provecho de la práctica.
Y es justo ese espíritu el que anima al sistema de Ayuryoga, al integrar los conocimientos del Ayurveda y el Yoga. Ayurveda significa “ciencia de la vida”, el antiguo sistema de curación natural de la India que se centra en mantener la salud a través del equilibrio del cuerpo. Según esta medicina ancestral, cada persona tiene una constitución única, conocida como dosha, que es una combinación de los cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter.
Las tres doshas principales son Vata (aire y éter), Pitta (fuego y agua) y Kapha (tierra y agua), y como explica el portal samyama.com, la salud de un individuo se determina por su equilibrio y cuando ocurre un desbalance, entonces puede aparecer la enfermedad: “Ayurveda proporciona pautas sobre la dieta, el estilo de vida y remedios herbales enfatizando la importancia de vivir en armonía y adaptarse a los ritmos y cambios de la naturaleza (Ritucharya), además del seguimiento de rutinas diarias (Dinacharya)”.
El yoga, por su parte, es una práctica espiritual y física que se integra por lineamientos éticos internos y externos, y por posturas (asanas), técnicas respiratorias (pranayama) y prácticas meditativas. En Ayuryoga, entonces, las secuencias de yoga se personalizan en función de la constitución energética de cada individuo.
Así, una posición relajante y de conexión a la tierra como Vrksasana, el Árbol, puede ser útil para una persona cuya dosha dominante es Vata, ayudando a reducir la ansiedad y promover la estabilidad. Uttanasana, la postura de la Pinza, una asana que balancea y enfría, puede ser benéfica para personas Pitta. Para contrarrestar la pesadez y lentitud de los Kapha, es ideal una práctica con fluidez y movimiento con asanas vigorosas y de mayor esfuerzo físico como Ustrasana, el Camello.
(Con información de samyama.com, indiaveda.com y milenio.com)