El impacto del frío para los seres humanos tiene efectos tanto a nivel somático como psicológico, que pasan por el descenso de la circulación sanguínea, el metabolismo y la temperatura corporal, provocando entumecimiento de músculos y articulaciones. Con menos luz solar disponible, la psique puede percibir que la energía disminuye, así como la vitalidad.
Es por eso que la práctica de asanas equilibra tanto el cuerpo físico como el energético y el mental, y estilos como Bikram o Hot Power Yoga,—denominados yoga caliente dado que se realizan en salas con temperaturas de hasta un poco más de 40 grados centígrados— lo hacen con mayor intensidad.
El primero en proponer esta modalidad fue el yogui indio Bikram Choudhury en 1973, creando la escuela que lleva su nombre y que se practica en sesiones de 90 minutos en una sala a 42 grados centígrados, 40 por ciento de humedad y una serie de 26 posturas extraídas del antiguo cuerpo de asanas del Hatha Yoga.
Más allá de lo cuestionable de su creador, esta variante establece que además de “perseguir la autorrealización”, los 42 grados ayudan a que los músculos entren rápidamente en calor y no se lesionen; permiten la eliminación de toxinas a través de la piel, además de ejercitar completamente el sistema cardiovascular.
En el caso de Hot Power Yoga, una mezcla de Ashtanga y Hatha, la temperatura del cuarto de práctica se eleva a los 30 grados centígrados, y se sincroniza la respiración y los movimientos. Aquí, como explica el portal yogom.fr, las posturas las elige el instructor en cada sesión y se recomienda para personas con rigidez de hombros, caderas, cuello y espalda. El objetivo de cada ejercicio es abrir el cuerpo y la mente, siendo importante mantener la concentración en la respiración para no sentirse abrumado por el esfuerzo físico.
Se dice que el yoga caliente disminuye el estrés y mejora la calidad del sueño, asimismo favorece la pérdida de peso ya que el cuarto climatizado actúa como una sauna.
Lo cierto es que ninguno de estos dos estilos es para cualquiera, porque siendo una práctica tan exigente hay riesgo de lesiones, de estrés cardiovascular y de deshidratación, por lo que pueden ocurrir golpes de calor o desmayos. Si decides probarlos mantente hidratado, escucha a tu cuerpo para no forzarlo y descansa si empiezas a sentirte mal.