Los beneficios del yoga van desde la desintoxicación física y mental, y el fortalecimiento y flexibilización de músculos y ligamentos, hasta la mejora de la concentración, la reducción de la tensión por estrés y el autoconocimiento, pero de acuerdo a estudios recientes la actividad física por sí sola, y en especial la actividad física que realizamos en el yoga, disminuye significativamente el riesgo de desarrollar demencia o Alzheimer en el transcurso de la vida.
La investigación aparecida en la revista Brain Plasticity, se basó en 11 estudios alrededor del yoga y la salud cerebral. En cinco de los estudios participaron personas no practicantes, y los resultados fueron sorprendentes, pues se evidenció que el yoga mejora muchas de las mismas estructuras y funciones cerebrales que se benefician del ejercicio aeróbico muy probablemente por los pranayamas o ejercicios de respiración consciente.
En otros estudios llevados a cabo sobre octogenarios en universidades de Chicago y California, se llegó a la conclusión de que la actividad física influye en la salud del cerebro, en la capacidad cognitiva y en evitar la pérdida de memoria de la enfermedad de Alzheimer. Los hallazgos se suman a las crecientes pruebas de que, sin importar la edad, cuando movemos el cuerpo, modificamos la mente al aumentar la masa cerebral.
Así que hoy te recomendamos tres posiciones que estimulan directamente el cerebro. La primera es Sasangasana, la postura del Conejo, ideal porque provee los beneficios de SIrsasana, el Parado de cabeza, pero sin el riesgo de lesionar las cervicales. Además de invertir el flujo sanguíneo e inundar el cerebro de oxígeno y nutrientes, que impulsan la función cognitiva, agudizan la concentración y estimulan la mente y la memoria, esta postura también calma el cerebro y el sistema nervioso.
Otra buena posición para estimular las funciones cerebrales es Padahastasana, la postura de la Mano al pie, que como explica la Dra. Priya, maestra de yoga, “activa la respuesta de relajación, reduciendo el estrés y la ansiedad. También mejora la concentración y la capacidad de atención, estimulando la plasticidad cerebral, mejorando potencialmente la memoria y la función cognitiva. Finalmente, Trikonasana, el Triángulo, aumenta la propiocepción es decir el sentido de la posición en el espacio, mejorando la estabilidad, el equilibrio y la coordinación.