Para la tradición yóguica, la columna vertebral es el eje central del sistema físico-energético, pues a través de ella corre un flujo de energía vital o prana que posibilita el funcionamiento normal de los órganos internos. Cuando la espalda está alineada, la corriente de sangre y energía es abundante y el cerebro recibe suficiente nutrición e información. A nivel espiritual, la columna es el órgano más importante, dado que a través de ella asciende la energía kundalini o energía cósmica dormida, hacia los centros de conciencia superiores, posibilitando con ello la iluminación.
La postura que hoy te proponemos, de nombre Merudandasana y que se traduce como postura de la Columna Vertebral, justo pone el énfasis en la espina dorsal. La palabra Merudanda se deriva del sánscrito Meru, — que hace referencia al monte Meru, la mítica montaña sagrada para el hinduismo, que simboliza el camino hacia la iluminación espiritual—; y Danda, que significa bastón o vara, es decir, que es una posición que alinea y fortalece la columna vertebral, similar a “la naturaleza firme e inquebrantable del monte Meru”.
Se dice que cuando esta postura se mantiene un tiempo prolongado, la energía fluye desde la base de la columna moviéndose hacia arriba hacia la coronilla de la cabeza, es decir, desde el chakra Muladhara, ubicado entre ano y genitales, hasta el chakra Sahasrara, ubicado en la coronilla de la cabeza.
Merudandasana es una postura de equilibrio, de ahí su otro nombre de Oso en equilibrio. El peso corporal se balancea en los isquiones, o sea los huesos de la cadera sobre los que nos sentamos, las caderas permanecen acopladas y rotadas externamente, y el pecho se levanta y se expande.
La posición de la columna debe ser recta y levantada desde la base, mientras que los brazos están estirados al nivel de los hombros y ambas piernas se mantienen estiradas creando una línea diagonal desde las manos hasta los isquiones; las rodillas y los dedos de los pies apuntan hacia arriba.
Esta postura requiere que los isquiotibiales, o sea los músculos detrás del muslo, la ingle y la pelvis se estiren junto con la fuerza del núcleo central cuerpo. Mejora el equilibrio, el enfoque y la concentración y beneficia los órganos abdominales, especialmente el hígado. Es importante evitar arquear la columna, ya que esto puede tensar los discos vertebrales.