La hipérbole no ayuda. Impide una reacción efectiva ante la realidad. Se queda con el éxito de la estridencia y su capacidad de ocultar lo escandaloso entre el ruido. No lleva a mucho más.
En México se ha reducido el espacio bajo códigos democráticos con un proyecto único, extendido sobre todos los poderes y por la transformación de las Fuerzas Armadas en actor relevante, cuando su papel republicano debe descansar en la irrelevancia política.
El material para alarmarse es suficiente sin banalizar figuras que cuentan con saldos detestables.
Ni el golpe de Estado espetado desde el poder y afinidades, ni la dictadura que resuena entre ecos. El juego burlón de golpe aguado o blando suma al desconocimiento sobre su significado.
Este país se construyó desde el autoritarismo clientelar de una maquinaria útil en el control territorial, para después de un breve e incompleto paréntesis volver a una asimilación tan autoritaria como popular de la vida pública, donde parte del territorio está dominado por la violencia y la criminalidad.
Si la antesala de una posible crisis constitucional convive con decapitaciones, zonas de conflicto a las que se niega a llamarles tales, políticas de salud y de educación que alcanzan para reafirmar el no entendimiento de un Estado, es en buena medida por las costumbres políticas que nos hacen suponer normal la más patente disfuncionalidad.
Con estos márgenes democráticos reducidos, una oposición al oficialismo, partidista y no, debe aprender a actuar entre ellos. Su objetivo central es encontrar la manera de sistematizar el descontento y la crítica para convertirlos en acción política desde la cual recuperar cierto equilibrio en 2027.
La oposición partidista se enfrenta a una necesidad doble a la que no está acostumbrada, ha despreciado y va contra sus instintos. Ocuparse del futuro inmediato, las siguientes intermedias; y de la recuperación del pavimento democrático que ha terminado de perder la política mexicana. De lo pragmático y de lo aparentemente abstracto.
Seguir con el comportamiento habitual sólo dejará al oficialismo en espera de su propio envejecimiento para derrumbarse. Con sus costos. La experiencia que tenemos al lograr alternancia.