¿Republica o ya RIPública?

Jalisco /

Luego de la indignación, sobrevendrá la frustración de muchos, sumarán quizá millones en su momento, para lamentar seguramente lo que se percibe como el inicio del fin de la división de poderes del Estado mexicano. Parece de ficción, pero es difícil imaginar, parodiando a Churchill, cómo tan enorme fracaso se deberá a tan pocos que no supieron y supeditaron intereses personalísimos a los de una Nación. El mínimo ejemplo, que algún día se anexará a las listas de los antihéroes de la política, como el par de jóvenes a quienes muy posiblemente no costó mucho al corruptor comprar para cambiar camiseta y ponerse a las órdenes del triunfador y, más grave todavía, el de viejos militantes panistas que bastante se sirvieron del poder en Veracruz para pasarse de hijo a padre la estafeta senatorial en preparación del peor de los delitos humanos: la traición. ¿Y así querían seguir “sacando” a ese estado de su corrupta condición? Lástima, de paso, que el dirigente blanquiazul que ahora se rasga las vestiduras y reclama tan airadamente a sus descarrilados seguidores por su actitud, sea quién tuvo en su mano una mejor elección. Igual fue el caso de Alito con su rebaño, igual el de Chucho y Manolo con los de su coto, en la evidente atracción de la poderosa fuerza que arrasa todo a su paso como un torbellino.

Al momento de escribir estas líneas no había surgido todavía la resultante final pero ya las condiciones se veían propicias para que se sellara el destino de infarto súbito contra el Poder Judicial. Quizá, un pequeño resquicio de esperanza se avizore, y quede extraviado por ahí en el baúl de las sorpresas. Difícil, muy difícil que eso pase cuando la capacidad política y también económica y de instrumentos legales desviados de sus fines (como los amagos hacendarios, de la fiscalía, etcétera), hayan sido suficientes para trastocarlo todo. La desfachatez (y vaya que es poco decirlo de esta manera), con la que un presidente de Congreso es capaz de afirmar que “no hay poder sobre la tierra que impida la reforma judicial”. Y hasta de la que todavía no tiene todos los bártulos y que, sin embargo, dice que “la decisión que se tome ya la decidió el pueblo el 2 de junio”. Todo, como si los mismos votantes que les favorecieron les hubieran entregado el famoso cheque en blanco. ¿O que alguna vez se tomaron la molestia de informarles a ellos los alcances de lo que hacían?, ¿les tomaron su parecer de tan delicada cuestión? Con perdón señora presidenta, la democracia exige una representación, no una abnegada e inconsciente sumisión de los ciudadanos.

En situación complicada dejan estas cosas no solamente a lo que parece ya se perderá, esperemos que no para siempre, en el Poder Judicial. Influye en todo, incluso en la necesidad de exigir el respeto al voto, como acontece en Jalisco, donde sin duda los opositores a Pablo Lemus han hecho hasta lo indecible para demorar una transición pacífica, ordenada, procurando alterar, y si es posible incendiar un proceso que sin duda fue legítimo, que no hay argumentos ni pruebas reales para impugnarlo. Ya la sociedad civil ha hablado bastante, las organizaciones y todos los sectores de la producción, de la comunidad, de todos los renglones de la vida pública jalisciense: Lemus fue electo por el pueblo y nadie lo va a robar. Hubo, es verdad, votos que dieron al partido en el poder nacional una condición de privilegio, cuyas interpretaciones caben de muchas formas, como el voto diferenciado y otras, pero, por favor, para qué tanto hablar de justicia si los temas cruciales están ya aquí y hay que aceptarlos con la diversidad y pluralidad política que es esencia de los humanos, de los mexicanos, y por supuesto de los jaliscienses que ya muchas veces lo han demostrado.

Mientras, en los círculos del país, se hacen preparativos para el gran relevo presidencial. Como gran noticia se nos anticipa que Claudia vivirá en la casa de los sueños, en el Palacio Nacional y que deambulará así por sus pasillos como la primera mujer que en un momento histórico parecía gobernar a los mexicanos: Carlota, la esposa de un pusilánime y frustrado príncipe. Menos mal que nos les gustan los lujos ni la pompa y circunstancia del monarca, o será que Versalles o Buckingham ya están ocupados. Menos mal que no quieren ir al “suburbio” de Los Pinos, como muchos de sus antecesores.

Habrá para el país tiempos que se advierten aciagos. Un gobierno sin contrapesos donde ya cabe de todo, hasta lo más disparatado que se pueda imaginar. Y se alistan cosas para el futuro, como abrirle camino en posición casi de arranque al heredero imperial, el “Andy” Segundo que ya se la cree, en un émulo de aquella terrible experiencia dictatorial que hundió a Haití, primero con “Doc” Duvalier y enseguida con su delfín, “Baby” Duvalier. Al fin y al cabo, ya todo se vale. Y puede haber reforma, y aniquilación de los organismos autónomos, y manejos presupuestales a discreción, etcétera, etcétera. Ya sin nada que impida el paso, tres poderes reunidos en uno solo, o en el poder de una sola corriente o de una sola persona, la República, como tal, pasará a la triste historia de quienes la transformaron en RIPública, pues sencillamente podríadejar de existir.


Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.