Cuando las mujeres amamos a las mujeres, lo convertimos en cosas maravillosas:
Horneamos galletas porque nos encargaron para venta y separamos unas pocas para llevarle a nuestra mejor amiga.
Cuidamos a sus hijos en nuestra casa, los alimentamos y los mantenemos cómodos y felices mientras ella termina un pedido especialmente difícil de galletas navideñas.
Nos levantamos de la cama, nos vestimos y corremos a la casa de nuestra amiga porque ella nos dijo que se sentía muy triste y no lograba salir de la cama.
Nos aparecemos con café y donitas, esperando endulzarle la vida.
Vamos a los funerales difíciles.
Recogemos a sus hijos de la escuela cuando se le hace tarde, enviamos regalos de estado a estado, preparamos un ramo especial para adornar su casa, le prestamos un vestido para un evento importante, vamos a hacerle compañía en una reunión familiar desagradable, le prestamos dinero que siempre nos devuelve, le compramos su regalo de navidad o se lo hacemos con nuestras propias manos aunque no tengamos tanto tiempo o dinero.
El amor entre mujeres es el estándar. Es un amor desinteresado, intuitivo, empático y completamente nutritivo.
Hoy me preguntaba: ¿Por qué si hace mucho solté vínculos que no me nutrían, para los cuales debía comportarme diferente, exigir justicia, atención y respeto, sabiendo que por supuesto que merecía mejores amigas y vínculos más nutricios, sigo manteniendo una relación heterosexual que no logra ser equitativa?
¿Por qué sigo justificando la carencia en atención a los detalles, en lógica simple de reacción ante las interacciones simples, en gestos cariñosos, en respeto a los placeres ajenos y mutuos, en acciones que nutren la relación, solo porque este sujeto es mi vinculo varón?
¿Cuándo por mucho menos saque de mi vida los vínculos femeninos?
¿Por qué les seguimos tolerando a los hombres con los que nos relacionamos el mínimo esfuerzo?
¿Por qué los consideramos nuestro vínculo principal solo porque tenemos hijos con ellos, casa, auto, un proyecto de vida, cuando demuestran constantemente que están lejos de la dedicación amorosa que tiene hacia nosotras, por ejemplo, nuestra mejor amiga?
No soy heterosexual y sin embargo, vivo en pareja cis.
Sin embargo, el acceso a más opciones, el darme cuenta lo diferente que somos capaces de amar las mujeres me hace sentir que tal vez me estoy quedando corta, conformándome con alguien que tiene en realidad toda una educación patriarcal para justificar su comportamiento y ausencia de atención al vinculo.
¿En realidad quiero pasarme la vida anhelando de un hombre las acciones que recibo sin pedirlas de una amiga?