Las elecciones en Estados Unidos están a la vuelta de la esquina: el próximo martes. Demócratas, con la continuidad de Biden con Kamala Harris y los republicanos con el regreso de Trump. Dos perfiles totalmente distintos. Si intentamos buscar coincidencias entre ambos, muy difícilmente lograríamos empatar unas cuantas: agendas totalmente distintas, visiones de país opuestas y me encantaría decir que alguna en específico podría beneficiar más a México pero la realidad es que más bien estamos en una postura de ver quién nos perjudicaría menos.
Kamala es sensible al tema migratorio o por lo menos se muestra más empática y moderada contrario a Trump, y los latinos agradecemos. En el tema económico, que es de las áreas fuertes de Trump, sus propuestas son proteccionistas y de desacreditación a órganos reguladores globales como Naciones Unidas o la Organización Mundial del Comercio.
Basta recordar que durante su periodo, dejó de pagar la membresía a algunos de estos organismos y los metió en apuros, pues su aportación representa más del 25%. Para que se den una idea de la importancia económica de Estados Unidos para la ONU, Alemania, que es el quinto país que más aporta, paga el 6%, lo que es criticado también pues se exhibe que se puede prestar a falta de parcialidad de Naciones Unidas.
Para Trump, su visión siempre será “América primero”. En lo personal me parecería legítimo si no fueran también muchos a los que discrimina. Su postura económica nos puede afectar. Ya nos pasó, y esa rigidez obligó a México a abrirse nuevos horizontes, a prepararnos para no ser tan dependientes de EU, y aunque hubo costos sociales y económicos, la enseñanza a largo plazo nos sirvió.
De Trump me gusta que su agenda no es progresista y defiende preservar valores tradicionales. Por el contrario, Kamala es progresista y su agenda a mi parecer demasiado controlada por personajes que ni nos imaginamos que estén detrás de ella. Prefiero la transparencia y la genuinidad que ofrece Trump y que no he visto en Kamala, sumado a que es muy mala oradora.
En conclusión, lo ideal sería que México en verdad fuera independiente y que no importara tanto quien gane si nosotros tenemos todo bajo control; sin embargo, no es el caso. Es difícil prever quién va a ganar porque las encuestas están demasiado cerradas, sumado a lo complejo de cómo funciona su sistema electoral, recordemos que Hillary Clinton, a pesar de que obtuvo más votos, resultó perdedora. Esto puede volver a pasar, pero hoy es imposible afirmar quién de los dos será el que regrese a casa el próximo martes sin la varita del poder.