Este martes 5 de noviembre es una fecha de suma relevancia en la política internacional y prácticamente todos los ojos del planeta estarán atentos a las elecciones de Estados Unidos, en las que se juega no sólo el futuro inmediato del vecino país, sino de todos los efectos secundarios que causará en otras naciones y particularmente para nosotros los mexicanos.
Aunque como país tenemos una política internacional de no intervención y de autodeterminación de cada pueblo, es inevitable no tener una opinión sobre la jornada electoral de hoy en la que disputan la presidencia de los Estados Unidos la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, que se postula por su segundo periodo, en un día de pronósticos reservados ante lo cerrado de las tendencias.
Aunque la mayoría de las estimaciones anticipan el segundo triunfo de Trump para llegar a la Casa Blanca, también hay análisis que sostienen que en los últimos días los indecisos, los “switchers” y los de última hora, están teniendo una preferencia por Harris, que aún tiene esperanza de repuntar en un final de película.
Los mexicanos aparentemente están reprobando absolutamente la estrategia electorera y populista de Trump que de forma reiterada ha utilizado a nuestro país y a nuestros connacionales como bandera para ganar voluntades a base de xenofobia y discriminación, además de ser una franca provocación que causa indignación y que podría ser parte de la debacle del expresidente en los últimos días.
La de ayer fue una falta de respeto no sólo a nuestra presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, sino a todos los mexicanos, al manifestar que lo primero que le dirá de llegar a la presidencia es que aumentará los aranceles en 25 por ciento si no detiene la migración y el “embate de criminales y drogas”. La presidenta de México, en cambio, con mesura dijo que esperará los resultados para entablar comunicación con quien gane la presidencia.
En esta jornada histórica hay quienes esperan que los mexicanos y latinos con derecho al voto, así como todos los sectores agraviados durante la campaña, salgan a sufragar, hagan la diferencia y le den el triunfo a la republicana.
Después de todo, dicen, de mujer a mujer seguramente habrá más respeto y empatía entre nuestros países.