Nueve posadas, nueve oportunidades

Puebla /

Este lunes 16 de diciembre comienzan oficialmente las posadas dentro del Adviento en espera de la Noche Buena y la Navidad, por lo que antes de todo deseamos que tengan felices fiestas en paz, armonía y sobriedad.

Estos festejos, tradicionales de México y exportados a otros países, más allá del significado de la celebración cristiana de la Natividad del Señor, son parte del uso y costumbre de la mexicana alegría que de esta forma comienza a despedir también el año en turno.

En su origen para la iglesia católica simbolizan los nueve días del peregrinar de María y José de Nazaret a Belén, terminando con la posada número nueve que es la Noche Buena, la víspera de la Navidad o el nacimiento de Jesús, el 25 de diciembre, independientemente de las discusiones sobre la fecha real de este acontecimiento, prácticamente aceptada por acuerdo universal en la mayoría de las denominaciones cristianas.

En mi consultorio de adicciones y desarrollo personal me gusta dejar tareas en estas fechas, igual que en el fin de año y el primer día del que está por iniciar.

En el caso de las posadas, antes de la conmemoración del nacimiento del niño Dios, es una maravillosa ocasión de celebrar nueve posadas con nueve oportunidades para practicar cada una de ellas un hábito u ofrenda para ser mejores personas.

Una fórmula es la de analizar cómo andamos con respecto a los siete pecados capitales y en cada una de las posadas trabajar lo que sea pertinente al respecto, terminando los últimos dos días con acciones de paz y amor.

Así, ponemos en el orden que a cada uno le acomode, de los pecados con los que más se batalla a los que menos trabajo nos dan, haciendo el propósito de tener un crecimiento personal reflexivo, no como castigo ni sacrificio religioso, sino como una manera de medir cómo andamos en lo que los alcohólicos anónimos le llaman defectos de carácter.

Por ejemplo, poniéndolos en este orden, gula, soberbia, ira, codicia, pereza, lujuria y envidia, tomaremos uno cada día y nos dedicaremos a reconocer con honestidad y a tener una jornada que nos permita fortalecer nuestra parte espiritual.

Así, la gula podemos compensarla un día con ayuno, la soberbia con la compasión, la ira con la comprensión, la codicia con la generosidad, la pereza con la actividad, la lujuria con la abstinencia y la envidia con la admiración.

Habiendo terminado nuestro análisis de cada uno de estos temas, la posada número ocho la dedicaremos a la paz y la novena, la Nochebuena, se la dedicaremos al amor.

Ahí le dejo esta sugerencia, con mis mejores intenciones de que sean unas fiestas con saldo blanco.


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