De todos los primates, los orangutanes, gorilas y chimpancés son los que más llaman mi atención por el parecido que tienen con nosotros. Así como pueden ser muy solícitos para organizarse y recolectar alimentos, construir guaridas, armar estrategias para defenderse de sus depredadores, también pueden trocear a un enemigo de la misma especie para disuadir al resto de sus compañeros e, incluso, matar por mera diversión. Cuando quieren serlo son extremadamente malvados y violentos.
Traigo a cuento este tema de los simios, porque el resultado de las elecciones en los Estados Unidos entronizó al más icónico de ellos: Donald Trump, el Orangután de Queens, quien volvió a escena para fanfarronear, mentir, torcer, maltratar, despreciar, expoliar y deshonrar a quien se le ponga enfrente, dejándole en claro que él es el macho alfa de todas las selvas.
Al momento hay varios que están que brincan por darle la pelea. Cuando se dé, sin duda, quienes estén a su alrededor saldrán lesionados, porque las batallas entre los alfa se ganan por la violencia que desata la fuerza bruta. No hay forma de ganar si no es despedazando al contrincante. La victoria implica la desaparición del otro.
Por sus comentarios –formulados en un tono de calma impostada– parece que Claudia Sheinbaum está minimizando este peculiarísimo rasgo de Trump. No pasará mucho tiempo en que el chango naranja escupa una puya para tantear a la que, desde
ya, considera contrincante.
Después de ver cómo en su momento le tronó los dedos a López Obrador –y vaya que AMLO tenía lo suyito para haberle entrado a las mordidas–, ¿tendrá Sheinbaum el talante, capacidad y riñones para encarar a su anaranjado homólogo? ¿Qué hará cuando el Orangután de Queens le exija que blinde con soldados la frontera para evitar el paso de las nuevas caravanas migrantes?¿Qué va a hacer si persigue, atrapa y extradita nuestro país a los migrantes latinoamericanos indocumentados? ¿Con qué negociará Sheinbaum cuando le exija la terminación de cualquier relación comercial con China? ¿Qué hará si le da un plazo determinado para detener el tráfico de drogas a los Estados Unidos y éste no se cumple? ¿Será capaz de responder con la misma fuerza orangutanesca para detenerlo? ¿Le mostrará los colmillos o agachará la cabeza para continuar construyendo el segundo piso de la relación que AMLO sostuvo con los Estados Unidos?