El jubileo 2025

Estado de México /

El próximo 24 de diciembre la Iglesia Católica dará comienzo el jubileo de 2025 que se acostumbra celebrar cada 25 años. En efecto, dice así la bula “Spes non confundit” (La esperanza no confunde) con la que el papa Francisco convoca al mismo:

“Dispongo que la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, se abra a partir del 24 de diciembre del corriente año 2024, dando inicio así al Jubileo ordinario. El domingo sucesivo, 29 de diciembre de 2024, abriré la Puerta Santa de la Catedral de San Juan de Letrán, que el 9 de noviembre de este año celebrará los 1700 años de su dedicación. A continuación, el 1 de enero de 2025, solemnidad de Santa María, Madre de Dios, se abrirá la Puerta Santa de la Basílica papal de Santa María la Mayor. Y, por último, el domingo 5 de enero se abrirá la Puerta Santa de la Basílica papal de San Pablo extramuros. Estas últimas tres Puertas Santas se cerrarán el domingo 28 de diciembre del mismo año.

Establezco además que el domingo 29 de diciembre de 2024, en todas las catedrales y concatedrales, los obispos diocesanos celebren la Eucaristía como apertura solemne del Año jubilar, según el Ritual que se preparará para la ocasión.”

El Jubileo ordinario se clausurará con el cierre de la Puerta Santa de la Basílica papal de San Pedro en el Vaticano el 6 de enero de 2026, Epifanía del Señor. Que la luz de la esperanza cristiana pueda llegar a todas las personas, como mensaje del amor de Dios que se dirige a todos. Y que la Iglesia sea testigo fiel de este anuncio en todas partes del mundo.”

Este año jubilar tiene como principal motivación la esperanza, de la que el pontífice asegura que anida en el corazón de toda persona como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Naturalmente, desde el punto de vista de los creyentes, se subraya ante todo como fundamento la obra de salvación de Jesucristo.

Sin duda, esta bula y este año jubilar encierran un fuerte contenido social. En efecto, el papa, considerando la situación actual, expresa su deseo de que el primer signo de esperanza se traduzca en paz para el mundo. Luego señala la necesidad de que la esperanza traiga entusiasmo para compartir con los demás, pues la falta esta perspectiva ha resultado en la pérdida del deseo de transmitir la vida. Asimismo, expresa su deseo de una alianza social para la esperanza y la recuperación de la alegría de vivir. No podía faltar la exhortación a ser signos de esperanza para los presos, los enfermos, las personas afectadas por discapacidades, los jóvenes, los migrantes, los ancianos y los pobres.

El año jubilar es, en resumen, una oportunidad de gracia para vivir en la esperanza y ser signos de ella para nuestros semejantes. 

  • Pedro Miguel Funes Díaz
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