Acerca de la crueldad que implica la Liguilla que define al campeón en el futbol mexicano, el superlíder Cruz Azul no debería de buscar referencias históricas.
Basta con que su director técnico, el argentino Martín Anselmi, revise lo que acaban de sufrir las dos divisiones inferiores de su equipo en este mismísimo torneo.
Tanto el representativo Sub 23, como el Sub 19, que fueron elogiados y reconocidos por la supremacía que alcanzaron en sus respectivos torneos, quedaron ya eliminados, en la primera ronda de sus respectivas Liguillas.
El equipo Sub 23, dirigido por el uruguayo Vicente Sánchez, entró a la Liguilla en tercer sitio (pese a que fue primero de la tabla casi todo el campeonato). Le tocó enfrentarse al lugar 6, el FC Juárez. En el juego de ida quedaron 0-0; en el de vuelta, los azules perdieron de locales 2-3. Fuera.
El equipo Sub 19, dirigido por Héctor Gutiérrez, fue el superlíder, replicando el éxito del primer equipo. Le tocó enfrentar al 8 de la clasificación, el León. En el duelo de ida los Panzas Verdes sorprendieron ganando 4-2. En la vuelta, pese a que los azules ganaron 2-1, no les alcanzó. Fuera también.
Durante la fase regular de estos campeonatos de divisiones menores, se habló de que el director deportivo del Cruz Azul, Iván Alonso, había conseguido que el modelo que instaló Anselmi en el primer equipo, un futbol ofensivo agradable y de alta presión, estaba siendo replicado con éxito en las fuerzas básicas. Pues no alcanzó.
El primer equipo irá en la primera fase contra los Xolos de Tijuana. Los de Anselmi impusieron marca de puntos en torneos cortos, fueron la mejor ofensiva y la mejor defensiva. Hicieron 13 puntos más que los tijuanenses. Nadie discute su condición de favoritos. Pero en la Liguilla, dicta el lugar común, todo puede pasar cuando el superlíder sale excedido en confianza y se encuentra a un rival sublimado y comprometido.
Que Anselmi platique y analice con los entrenadores de la Sub 23 y la Sub 19 qué les sucedió.