Queremos “prosperidad compartida”, dijo la presidenta Claudia Sheimbaum. Desde entonces saboreo el concepto.
“La prima de la prosperidad compartida es la diferencia entre el crecimiento del 40 por ciento más pobre y la tasa de crecimiento de la población”, señala el Banco Mundial. Son indicadores de inclusión y bienestar que se correlacionan con reducir la pobreza y la desigualdad.
Depende de innumerables variables. Es que alcance para vivir con tranquilidad, es acceso a salud, educación, vivienda, servicios (todos de calidad); es seguridad, oportunidades y equidad; es tener acceso a un empleo decoroso y salario justo, es transparencia, es justicia, es estado de derecho; es acceso a servicios financieros, a una pensión y posibilidades de crecimiento a largo plazo para todos y todas.
En el discurso de 45 minutos, Sheimbaum mencionó salud, educación y seguridad solo unos cinco minutos. Conforme pasen los días, los detalles para lograr prosperidad compartida y contener la volatilidad serán necesarios.
“Hay mucha ambigüedad en el discurso”, me dijo Quásar Elizundia, estratega de Investigación de Mercados en Pepperstone.
Al final del martes, la ansiedad de los mercados bajó gracias a “la promesa expresa de que respetará la autonomía del Banxico y que habrá certeza para la inversión en el país, y la promesa a los empresarios de que las inversiones estarán seguras”, me dijo Quásar.
Calmar la ansiedad es un trabajo constante y hay un par de frijoles en el arroz. “Sin duda el tema de la reforma judicial, que la presidenta reafirmó que seguirá adelante tal como se ha planteado”, dijo Quásar. Además, “de cara a la elección en Estados Unidos, la posibilidad de un redoble de medidas proteccionistas por el próximo gobierno estadunidense y la revisión próxima del T-MEC, para la cual la reforma judicial puede convertirse en un problema grave”. Por último, me dijo Quásar, “lo único que puede generar IED son los signos de compromiso con el estado de derecho y el respeto a los órganos autónomos”.
Para que a todos nos vaya mejor, porque a todos nos va mejor —y esta es la idea detrás de la prosperidad compartida— se requiere una visión y una estrategia multidimensional, interdependencia, equilibrio, colaboración interseccional y una democracia vibrante. Tengo mucha expectativa de entender esos cómos y ver los siguientes pasos.