México y su economía van por una vereda débil hacia la recuperación, pero hay estrategias puntuales que permitirán agarrar tracción, señala la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su más reciente estudio en México: A comprehensive reform agenda would help optimise the strength and quality of the recovery and medium-term growth. Una de ellas está en las fintech.
Con elegancia, la OCDE indica que el crecimiento de nuestro país es de “baja productividad” y lo pronostica en 2.3% este año. Los retos, dijo el titular del organismo en la presentación del estudio, Mathias Cormann, siguen siendo la responsabilidad fiscal, impulsar la inversión y mejorar las oportunidades. No hay mucha novedad.
Estos son algunos datos que ya no sorprenden: México tiene la proporción de impuestos como parte del PIB más baja dentro de los países del organismo; no hay suficiente inversión pública en salud, educación e infraestructura; seguimos siendo poco productivos porque más de la mitad de los trabajadores son informales y existe poca competencia; la inversión se mantuvo plana desde 2015 y muy baja desde 2019; solo 50% de las mujeres en edad de trabajar está en la fuerza laboral, uno de los porcentajes más bajos de la OCDE, y somos de los más pobres y desiguales. Para mejorar cada dato la OCDE ha hecho recomendaciones constantes desde hace años. Por eso me parece audaz que en este nuevo estudio, la OCDE propone mirar al sector fintech para encontrar una solución.
La sugerencia es abrazar la digitalización para impulsar los mercados financieros digitales y así crecer y reducir la desigualdad.
México fue pionero con la Ley Fintech, pero el sector ha avanzado muy rápido. “Los reguladores deben impulsar más el open finance e iniciativas que apoyen abrir y compartir data para mejorar el análisis de riesgo crediticio y la inclusión financiera”, señala el estudio, y pone sobre la mesa desde un sistema de registro biométrico, el uso de data alternativa, la transparencia y la divulgación de las metodologías. De hecho, la OCDE observa una oportunidad en el despliegue de modelos de inteligencia artificial en préstamos y llama prioridad a la difusión de los pagos digitales.
Para esto, aclara, se necesita mayor seguridad en las transacciones digitales, confianza, información y educación digital. Pero los resultados son atractivos, pues dejar el efectivo y lograr una economía digital ayuda a la inclusión y la rapidez de las transacciones; baja los costos de los servicios financieros, pues impulsa la competencia y la transparencia; desciende los riesgos relacionados al efectivo que reducen la incidencia del crimen, y por tanto decrementa también el riesgo de los sobornos. En el largo plazo también puede reducir la informalidad e incrementar la productividad.
Esta es una manera distinta de hacer las cosas, ya está la avenida puesta, solo falta impulsarla. ¿Qué estamos esperando?
Regina Reyes-Heroles C.
@vivircomoreina